Capítulo 35: Revelación

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Las campanas sonaron anunciando la hora. Las cuatro de la madrugada. Como la había denominado el Joker: La hora de las pesadillas.

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Kal-El no podía moverse. La radiación de kryptonita era similar a estar encadenado. "Girar a un lado", pensó, "alejándome de la flecha, eso me daría la fuerza..."

Eligió no gastar más energías en pensar (hasta pensar era doloroso) y decidió enfocarse en actuar. Ya hemos mencionado la voluntad de Superman, incluso más poderosa que su vigor, fue por esa voluntad que reuniendo lo que le quedaba de fuerzas se revolcó hacia el lado contrario de donde Batman había dejado la flecha con kryptonita.

A este primer movimiento le siguió otro y uno más. El esfuerzo era hercúleo, pero el efecto dañino de la flecha se había visto mermado por el distanciamiento que tomaba. Finalmente, pudo ponerse de rodillas.

Su vista se posó en el monumento a la libertad, allá a lo lejos.

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Batman entró al monumento que se hallaba cerrado desde el atentado.

En el interior estudió el lugar que estaba hecho una autentica ruina, a tal punto que no había manera alguna de subir, pues los ascensores estaban reducidos a metal aplastado, cercados con cinta policial y luces de advertencia amarilla.

–Bruce, bienvenido. Bienvenidos al capítulo final de esta lamentable historia –retumbó repentinamente la voz del Joker.

La voz parecía provenir de todas partes. Batman miró a los alrededores listo para defenderse, vigilante a cualquier trampa mortal, su enemigo era un prodigio en cuanto a fabricar emboscadas y sorpresas letales.

–No te preocupes. Nadie más puede oír. Pirateé tu micrófono de capucha. Podemos ser... íntimos.

Sin hacer caso de la voz en el auricular fijó su atención en la imponente estructura interna del monumento. En toda la distancia que debía atravesar para llegar hasta la plataforma de observaciones que se hallaba en las partes más elevadas del coloso.

–¿Qué dices, Batsy? –continuó la voz– ¿Sabes de nuestro pacto tácito? El entendimiento implícito que teníamos de que siempre estaríamos ahí el uno para el otro.

La mano de Batman llegó a su cinturón, donde activó una pequeña pantalla táctil. La imagen en el panel se convirtió en un gráfico de llama, encendido completo. En ese momento se encendió explosivamente su jetpack, y el Caballero de la Noche se elevó atravesando la estructura del monumento acortando los metros que lo separaban de la parte superior.

Donde él estaba seguro que encontraría finalmente su destino.

–Porque, ¿a quién más tenemos, tú y yo, sino el uno al otro?

La voz del Príncipe Payaso del Crimen continuaba escuchándose. Batman se dejaba envolver en ese sonido chillón y molesto, con la perspectiva de tener la satisfacción de que no volvería a escucharlo más. Se diminuta figura continuaba elevándose verticalmente por la pared escarpada de vidrio y metal altísimos.

–Intento matarte, tú intentas matarme. Ese es nuestro propósito. Nuestra razón de ser. Eso es lo que somos.

Mientras dejaba atrás más distancia un pitido llamó la atención. Miró hacia abajo, el icono de su traje parpadeaba: combustible muy bajo.

–Ni siquiera dejé que la muerte nos separara. ¡Pero tú! Te doy la espalda durante dos minutos y cuelgas la gorra. ¿Te detuviste por un momento a pensar cómo me haría sentir eso?

BATMAN VS SUPERMAN: ASYLUMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora