Capítulo 16: Destellos del Pasado

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Esa misma noche, del granero de la familia Kent surgía un estruendo constante y rítmico. El viento soplaba suavemente pese a que el año se encontraba en lo más profundo del otoño.

Dentro del granero, en el centro del piso, se observaba una abertura que daba a un bunker secreto que ya hemos conocido anteriormente. El ruido –un ruido metálico– provenía de allí mismo.

Un Clark Kent sin camisa y de pie frente a unas brasas ardientes martillaba una porción de plomo caliente y flexible buscando darle una forma definida.

Cuando pareció satisfecho con su labor dejó el martillo a un lado y metió las manos desnudas en las candentes brasas, el fuego lamió su piel sin afectarla en lo más mínimo. De ese infierno Clark sacó una caja de plomo brillante de unos treinta centímetros cuadrados.

Después sumergió la caja en un tanque de agua. El humo surgido del contacto entre el líquido y el metal candente le cubrió el rostro.

–¿Clark? ¿Clark? –llegó hasta sus supersensibles oídos la voz de una mujer que le llamaba desde la casa.

Clark salió del establo poniéndose una camisa. Encontró a Lana ataviada con un vestido de verano y luchando por sacar de su auto unas bolsas de comida para llevar.

–Cuando dije que tendrías la visita de un viejo amigo, ¿mencioné que sería hoy?

Se veía hermosa con la luz de la luna. Ella miró por encima del hombro de Clark, fijando su atención en el granero. Conocía demasiado bien a ese hombre como para saber que se estaba ocupando del algo importante, con toda seguridad relacionado con atrapar a los chicos malos.

–No podemos estar luchando contra el mal todo el tiempo, ¿verdad?

Él todavía no estaba seguro, aún no había concluido con su labor. De repente, Lana empezó a abanicarse el pecho, luego en una actuación artificiosa se llevó el dorso de la mano a la frente en forma de damisela en apuros.

– Oh, me siento desmayar. Oh... –sus rodillas se doblaron–. Ay, ayúdame, Superman.

Lana se dejó caer, sin embargo, en ese mismo instante Clark estaba a su lado sosteniéndola en sus brazos. Ella sonrió y él le devolvió esa sonrisa.

–Funciona todo el tiempo.

Lana siguió a Clark dentro de la cocina y tuvo la previsión de dejar la puerta abierta. "Por respeto a tu mamá", le dijo nostálgica.

–Lo recuerdas –habló Clark admirado de su buena memoria–, era una mujer que odiaba una puerta cerrada.

Clark se acercó al lavabo a lavarse las manos mientras Lana ponía la mesa. Era como si el tiempo volviera, conocía tan bien esa casa y sabía perfectamente dónde se hallaba cada cosa.

–¿En qué estás trabajando ahí fuera? –le preguntó Lana con naturalidad.

Clark se mantuvo serio sin responder. Ella conocía bien esa señal.

–Bueno, seguro no era algo interesante –dijo ella continuando con lo que hacía.

Clark se fijó en la oscuridad de afuera y caminó hasta la ventana. Las luciérnagas parpadeaban.

–¿Estás bien? –escuchó detrás de él la voz de Lana.

–Es solo que este es el único lugar en el que me siento... humano.

♣ ♣ ♣

Bruce se sostenía colgando de un juego de anillos de gimnasia. Los brazos extendidos, sus músculos tensados por el esfuerzo realizado. Los ojos cerrados, la mente en un enfoque perfecto.

BATMAN VS SUPERMAN: ASYLUMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora