❝ Semana dedicada a este par de amigos/enemigos, Aoi Akane y Minamoto Teru.
Si eres fan de está pareja tanto como yo, ¡Bienvenido! ❞
➢ Los personajes no son de mi pertenencia, créditos a Aida-Iro.
➢ Las imágenes utilizadas en este libro tampoco me p...
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Tristeza/Beso
Las lágrimas corrían por sus pómulos a gran velocidad, sus ojos ardían y es por el hecho de que llevaba horas llorando, mientras caminaba sin rumbo alguno en aquella calle solitaria.
Pasó su mano por su mejilla por décima vez, buscando que su llanto cesara.
Pero no podía.
Mucho menos con la situación en la que estaba.
Su madre. Aquella mujer que le dió la vida, le sanó sus heridas tantas veces que ya habia perdido la cuenta, le dió dos hermosos hermanos menores y le dijó miles de veces que lo amaba, aún si él nunca se inmutó en decirle que también lo hacia al considerarlo "una perdida de tiempo". Esa mujer recientemente había perdido la vida, en su propia cama y frente a las inocentes miradas de sus hermanitos.
La enfermedad por la que habia luchado luego del nacimiento de su pequeña hija finalmente pudó con ella. Murió, y Teru no tuvo siquiera la oportunidad de abrazarla por última vez, decirle que la amaba muchismo y pedirle perdón por ser un hijo grosero y malagradecido.
Un sollozo se escapó de sus labios al pensar que ella probablemente tuvó la idea de que él, su hijo mayor, la odiaba o simplemente no le agradaba cuando claramente no era así. Y realmente no la culpaba si en algún momento llegó a pensar eso, él nunca se detuvo a darle un beso antes de ir a la escuela o al regresar a casa como lo hacia Kou. Nunca le demostró amor de ningún tipo por estar tan enfocado en exorcizar espectros.
Siempre detestó a esos seres por causar muerte, destrucción y enfermedad. Tenia el objetivo de acabar con ellos, precisamente para proteger a su familia de la oscuridad de estos...
Pero, ¿De qué le sirve entrenar para volverse más y más fuerte, si no podía pasar tiempo con ellos para que supieran que le importaban y que los amaba?
No tenia ningún sentido. Estaba llevando una vida vacía, sin amor y sin el más minimo cariño de parte de sus familiares.
Pero quizás... y solo quizás, no era su culpa. Era culpa de ellos, los espectros.
Esos malditos le quitaron todo el tiempo con su madre, todos los momentos que debió estar con ella no regresarían jamás. Y no tenía la más minima duda de que su muerte fue provocada por ellos también.
Temblaba de la rabia que sentía. Tomó su espada, que aún seguía con él y descargó toda su furia en un rayo de electricidad que utilizó para romper por la mitad un poste de luz.
Continuó sollozando en voz alta, escuchando un fuerte estruendo causado por el poste al impactar contra un auto.
