capitulo 16

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Locked out of heaven de Bruno Mars sonaba en los amplificadores. Y Christopher apretó una vez más el acelerador. Iba a más de ciento cincuenta kilómetros por hora en una carretera de cien.

Dulce ha sacado mitad de cuerpo hacia afuera en el Sunroof {Techo corredizo}. Tiene el cabello desordenado. El corazón latiendo a mil. El pulso ido. Los ojos cerrados. Los brazos levantados. La adrenalina en la garganta. Se rio. Y Christopher sonrió al escucharla reírse. Este levantó la mirada, encontrándose con un poco de las caderas y piernas de Dulce. Le besó una. Ella de inmediato bajó la mirada. Había sentido ese beso en todo el cuerpo. Poco a poco bajó y se acomodó en su lugar de nuevo, justo en el asiento copiloto del Mustang de Christopher.

- Te dije que no te arrepentirías. – le dijo él al mirarla y encontrarse con una bonita sonrisa en los labios de ella.

- No me arrepiento. – le contestó ella. El brazo de Christopher reposaba en la palanca de cambios del auto. Dulce se inclinó un poco para enredar sus brazos en este. Abrazándoselo. Christopher tragó saliva. La miró de reojo. Su corazón latía muy rápido. Una adrenalina más intensa. Más de lo que había vivido. Diferente. Jo.der, ¿pero qué sentía? ¿o cómo se llamaba lo que sentía?
Dulce levantó la mirada lentamente. Posó sus ojos en el semblante de Christopher. Siempre tan duro. Tan frío.

- ¿A dónde vas a llevarme?

- Creo que no llegaremos... - contestó él.

- ¿Por qué no?

- No lo sé. – dijo pensando bien su respuesta, y sintió una vez más los ojos de Dulce en todo él. Estremeciéndolo. – si no dejas de mirarme así, voy a tener que parar aquí mismo y hacer que cumplas nuestro trato. – bajó la mirada y juntó la suya con la de Dulce. Se miraron. Un largo tiempo. Ambos deseando saber el pensamiento del otro.

Y Dulce no hizo más que solo elevar la temperatura. Bajó una de sus manos y acarició lentamente los bíceps de Christopher por encima de su camiseta. Y más... y mucho más...hasta llegar a una de sus piernas. Poco a poco recorrió esta con la delicadeza de sus dedos. Subiendo y bajando inocentemente y encendiendo aún más ese fuego que Christopher tenía guardado para ella. Quería hacerlo. Quería ponerlo. Tensarlo. Que se desesperara por tenerla entre sus brazos de nuevo. Que se lo pidiera.

Christopher cerró los ojos unos segundos. Los volvió a abrir y trató de concentrarse en la carretera. Pero no pudo. Y aunque hubiera luchado con todas las fuerzas de su ser, no lo habría logrado. Dulce se había inclinado para besarle el cuello. Y su lengua tocaba su piel lentamente. Y él estaba duro. Durísimo.

- Jo.der nena... no voy a llegar... - le susurró y movió ligeramente todo su cuerpo. Dulce le respondió en susurros inaudibles. - ¿tienes una idea de cómo estoy?

- ¿Me deseas? – preguntó ella. Ya convertida en esa Dulce irreconocible que solo deseaba que Christopher se metiera entre sus piernas.

- Te deseo muchísimo. – volvió la mirada hacia ella. – te deseo gatita...te deseo... - repitió. Y al tenerla cerca procedió a comerle la boca rápidamente. Dulce soltó un gemido. Aquello había sido suficiente para Christopher. Había llegado al tope de su cordura. Necesitaba abrirle las piernas. Comérsela ya. Comérsela ahora. Dobló en un camino descampado de la carretera y condujo hasta perderse en ese enorme desierto. La misma Dulce volteó a observar a donde es que Christopher se la estaba llevando. Habían perdido el camino. El camino y la cordura...

- ¿A dónde vas a llevarme? – le preguntó ella, al notar que había detenido el auto en medio de la nada. Christopher volteó. A pesar de la oscuridad, podía notar lo jodidamente sexy que se veía con lo que traía puesto. Esa bonita chompa de los Beatles y esos shorts...joder...deseó tanto quitárselos con los dientes... - ¿Christopher?

- Voy a llevarte al cielo.

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