LA MATRIOSHKA MEXICANA

Capítulo 6 - Limite.

Rusia había aprendido dos cosas esa noche, una... que México no toleraba el vodka tanto como él. Y dos... que cantar Oaxaca no significa cantar precisamente...

En esos momentos se encontraba en el baño, esperando al mexicano quien se encontraba dentro de uno de los cubículos, vomitando, no cantando, pero aun así no se alejó, esa era la primera vez que el ruso podía hablar con el tricolor, no iba a desperdiciar esa noche de fiesta donde no tenía a su padre cerca vigilando todos sus movimientos y cuando finalmente podría tener una oportunidad con el mexicano, ahora que no estaba con nadie.

Es verdad, aún seguía casado con el americano, pero como ONU había dicho, ya estaban separados, seguro México solo estaba esperando para poder obtener el divorcio...

Cuando Rusia conoció a México, era apenas un niño, tan solo un niño, a su corta edad de 12 años, creyó conocer el amor cuando uno de los aliados de su padre, llego a su casa para combatir en la segunda guerra mundial. Aunque en realidad venía con el americano, a ayudarlo a él, pero de todos esos países en guerra, el único que parecía tener amabilidad y no solo ambición en él, era México precisamente. Era un sol o eso veía el menor, pero nunca tuvo la oportunidad de acercarse mucho, su padre lo consideraba una mala influencia para su futuro heredero, México tampoco le prestaba mucha atención, aunque no lo hacía con mala intención, URSS no era precisamente el más benevolente ser, y USA ya le había advertido que era mejor mantenerse lejos de él y todo lo que involucraba, pero de vez en cuando, le regalaba sonrisas a ese niño extraño que aparecía muchas veces cerca de él.

Rusia sabía que a su corta edad, sería difícil que México le hiciera caso, pero algún día seria mayor y seria heredero de la mayor parte de las tierras de su padre, seria entonces cuando seguramente México se fijaría en él, aun así, trataría de acercarse a él, o ese era su plan mientras este siguiera siendo aliado de su padre, pero para su mala suerte, esto cambio unos años después cuando la guerra entre URSS y USA se desató y era más que claro que el mexicano tomaría partido con el americano.

Pero Rusia era de convicción fuerte y no se le permitía rendirse según su padre, esto lo usaría a su favor. Su plan no era fácil, llevaría tiempo pero esperaría hasta tomar el poder y no tener que depender de su padre para hablar con quién él quisiera, definitivamente lo invitaría salir.

Y como si la suerte jugara en su contra, cuando Rusia finalmente tomó control de su territorio y era el quien asistiría a las reuniones de la ONU, aunque aún era joven, pero aun así, decidió aprovechar eso para acercarse a México pero la vida le demostró que no era fácil, tan solo en su primera reunión, a su corta edad y enamorado, tuvo que ver como su gran amor, anunciaba su compromiso con el americano...

Finalmente decidió rendirse, el amor que tenía por ese alegre país sería más grande cada día, eso lo sabía, pero no podía interferir en su felicidad, aun así si eso significaba morir por dentro. Por supuesto que esto ayudó a forjar su personalidad fría y cerrada hacia los demás.

Aun así, parecía que incluso el cielo tenia segundas oportunidades para el... después de unos años, en una reunión más de la ONU, algo extraño pasó, México no llego junto a su esposo, llego mucho después de este, y no se sentó como siempre a su lado, si no que pidió cambiar de asiento en la reunión, ONU se lo concedió, dejando a un molesto USA y un cabizbajo mexicano.

—No han llegado juntos... —susurro el ruso mientras su mirada se posaba en México, pero corea del sur logró escucharlo.

— ¿Qué no lo sabes? Esos dos se están separando—susurro también el coreano llamando la atención del menor.

— ¿Separando?

—México y Usa se van a divorciar...

Y aunque para nada le alegraba ver a México triste, escuchar eso fue como volver a ver brillar el sol, esta vez no lo dejaría ir, perdería su miedo y conquistaría a México antes de perderlo de nuevo.