Capítulo 4- Encuentros.

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—Deja de seguirme boludo.

—No puedo cariño, he venido a cuidarte.

—¿Vos qué me vas a cuidar? Ni yo soy niño, ni vos niñera, no jodas...

—Ah, ¿no? Entonces dime cariño... ¿Quién te hizo esas heridas?

Desde que se había encontrado con el inglés en la fiesta, Argentina trató de huir de el y claro UK lo perseguía, pero a decir verdad el menor no iba muy de prisa, como si quisiera ser atrapado tanto que quien los miraba pensarían que simplemente caminaban uno a tras del otro sin nada extrañó. La verdad es que esos dos eran esposos desde hacía unos años ya, pero su matrimonio no iba muy bien, habían sufrido algunos desacuerdos, celos y percances que fueron la gota que terminó por derramar el vaso, tanto que varias veces el albiceleste había intentado él divorcio pero jamás lo conseguía, ya que UK se negaba dárselo, este aún tenía la esperanza de reponer su matrimonio, ya no vivían juntos desde hacía un par de meses, incluso desde antes de que México se separara de USA, pero aun así, de vez en cuando tenían encuentros casuales, pero Argentina era demasiado orgulloso como para perdonar a su esposo tan fácilmente y admitir que aún lo amaba.

—Argentina, dame un descanso... —El mayor consiguió atrapar al otro abrazándolo por la cadera y el otro aún que tenía oportunidad de huir, solo se cruzó de brazos y miro hacia otro lado fingiéndose molesto.

—Ya estás viejo, no me andes persiguiendo, déjame de hinchar. Además...

—¡UK!— antes de dejar terminar al argentino ONU apareció interrumpiendo a la pareja haciendo que el de escudo de sol se apartara de su esposo de inmediato avergonzado. —Qué alegría que pudiste venir.

—Seria descortés de mi parte no asistir a tu cumpleaños joven ONU. He dejado tu regalo en la mesa indicada.

—Gracias, agradezco tu tiempo de verdad... Argentina, ¿Con quién te peleaste está vez?, maldición.

— A vos qué te importa. —cuando el argentino respondió eso el inglés volvió a tomarlo de las caderas haciendo un poco de presión como castigo.

—Argentina cariño, ya te he dicho que no debes responder así—el menor solo chasqueo los dientes, para cruzarse de brazos maldiciendo el día que se había enamorado de ese sujeto.

—Gracias UK, te pido por favor que vigiles a tu esposo, tengo que cuidar de los demás.

—No tienes de que preocuparte, yo lo cuidare.

—¿Quien dice que me quiero quedar con vos? ¡Eu ! ONU! No me dejes con...ONU... ONU... —la organización solo se despidió del mayor dejando al pobre argentino hablando solo. —la reconcha de la Lora.

—Bien cariño, ¿ya me dirás quién te hizo esas heridas?

ONU volvía a caminar de nuevo por todo el lugar viendo todo el desastre ocasionado por los países, jamás pensó ver su pobre casa en tan deplorables condiciones, pues mientras caminaba, más y más de sus adornos veía en el suelo rotos, a punto de ser lanzados por algún país o llenos de sustancias extrañas. No quería admitirlo, pero hasta el ya comenzaba a pensar que aquello había sido una mala idea, no lo pensaba admitir ya que no quería escuchar a FBI recordándoselo siempre, era demasiado orgulloso como para eso.

—ONU... tal vez deberías cancelar esto. — como planeado, FBI ya hacia presión sobre el otro, pero no podía decirle que estaba de acuerdo, no al menos aún.

—¿Que estás diciendo tonto? solo es un pequeño tropezón, ¿que no ves que se están divirtiendo? —FBI giro su vista a todos lados, pero en realidad lo único que veía ahí, era desastre, borrachera y peleas, no creía que eso fuera un verdadero concepto de diversión. —Solo dales tiempo.

LA MATRIOSHKA MEXICANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora