Capítulo 8 - Una nueva mañana.

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El ruso solo podía escuchar sus jadeos propios en la habitación, México estaba inconsciente, aunque estaba seguro de que no lo había lastimado, se había asegurado totalmente de eso, ya que incluso, no había sido tan intenso como hubiera querido. Pero esa había sido su primera vez, y mejor aún, su primera vez había sido con México, definitivamente la mejor decisión de su vida había sido asistir a esa fiesta.

Salió despacio del interior del más bajo, tendría que ocuparse de esa erección de otra manera, ya que no estaba satisfecho aún, y como estarlo, si tenía en su cama a quien tanto deseaba y desnudo.

Hubiera deseado que este tuviera más resistencia, pero eso también podría ser una cosa buena, haría que México se adaptara a su nivel. Porque claro ahora ¿Qué eran? ¿Una pareja? Esas cosas solo las hacían las parejas. O eso pensaba Rusia en su inocencia, que jamás había tenido la oportunidad de experimentar el romanticismo como los demás, su padre no le daba tiempo y no era necesario, ya que, de seguro al cumplir una edad decente, lo comprometería con alguien que tuviera poder. Pero no, ahora menos que nunca aceptaría eso. Acomodo al mexicano en su pecho, y lo dejo dormir mientras él lo miraba un rato más.

Esa noche fue demasiado larga para unos, y muy corta para otros, pero, de cualquier manera, el siguiente día llegó y desde temprano, muchos países se reunían para exigirles a los sirvientes que les trajeran a ONU, todos querían salir de ahí, pero era inútil su esfuerzo, el único que sabía dónde se encontraba ONU era FBI y él tampoco estaba por los alrededores. Así que poco a poco fueron desistiendo y no les quedó más que esperar.

—Joder, que remedio, al menos deberíamos aprovechar este día para almorzar en familia—Decía el español, acompañado de su pareja, para después enviar un mensaje de texto a sus hijos y yernos, es decir UK y USA. Esperaba que Chile llevara a Alemania.

El mexicano se había levantado primero que Rusia, y sin hacer ruido alguno, salió de la cama para vestirse y retirarse.

En ese momento se sentía realmente mal, y no sabía si era la resaca por el vodka, o la conciencia por haber seducido a alguien mucho menor que él y arrebatarle su primera vez. Aunque, a decir verdad, tal vez era el dolor de caderas que tenía en ese momento, aunque el ruso fuera menor que él, de "ahí" era mucho, mucho más grande.

No tenía idea a dónde dirigirse, pues realmente no estaba tan al tanto de lo ocurrido anoche, no estaba en disposición de prestar atención, pero si sabía que estaban encerrados, buscaría a sus hermanos, o a su padre para que le explicaran las cosas.

—Aquí estás.

Antes de caminar más, alguien más lo encontró a él. USA, quien lo tomaba de la muñeca con fuerza.

—Auch, suéltame, ¿estás loco?

—¿Where have you been?

—¿Que?

—Vamos confiesa ya ¿Estuviste con alguien más no es cierto? ¿Quién era? ¿Quién es tu amante? —Eso celos... esos celos tan intensos de su esposo que le producían temor, después de lo ocurrido en su matrimonio.

—N-no estuve con nadie ya suéltame.

—No mientas, te busque por todos lados.

—No miento yo ... me quedé dormido en los baños, debiste buscar ahí.

—Fuck, es verdad ¿Bebiste hasta quedar inconsciente no es así?

—¿Y eso a ti qué? Suéltame.

—No, tu padre quiere que desayunemos con él, vamos. —el estadounidense no entendería razones, pero al menos se había tragado esa mentira de los baños.

LA MATRIOSHKA MEXICANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora