El encuentro

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Estando frente a su presencia contuvo sus deseos de tirarlo al suelo con un beso y un abrazo violento, además de que el guardia del stand ya la había visto de manera extraña cuando ella se detuvo a contemplar la puerta, se limitó a caminar de forma rápida hacia él, sonreír y decir estúpidamente "¿eres tú?", y volver a articular palabra para decir algo aún más tonto "creí que eras más bajito".

Estando frente a su presencia contuvo sus deseos de tirarlo al suelo con un beso y un abrazo violento, además de que el guardia del stand ya la había visto de manera extraña cuando ella se detuvo a contemplar la puerta, se limitó a caminar de form...

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Era un poco extraño para ambos poder estar de frente uno del otro, a pesar de que ya llevaban tiempo escribiéndose, llamándose, enviándose fotos, vídeos, canciones y pequeños paquetes... parecía casi increíble poder estarse abrazando desesperadamente en el mismo lugar.


—Estoy temblando. —Dijo Amanda mientras permanecían abrazados.

—Yo también, jaja, creí tú serías más bajita, estamos casi del vuelo.

—Jijiji.

— ¿Vamos a dar una vuelta y luego comemos?

—Está bien. —-Le contestó con una sonrisa.

— Mmm... ven, vamos a ver los clásicos... al fin que ya me sé el mapa.

Al principio había demasiados silencios incómodos, hacían comentarios sobre lo que sucedía alrededor.


Amanda al contemplar el montón de libros que se encontraban frente a sus ojos, tomaba alguno del montón, leía el título y lo analizaba de un lado a otro, sin prestar atención a lo demás.

— ¿Ya tienes este? —Le preguntó Santiago, sacándola de su ensimismamiento.

—¡Ah! No... pero lo tiene una amiga, se está dañando ella... — Contestó un poco sorprendida y algo apenada.

—Jajaja... bueno... mmm... ¿ya leíste este? — Volviendo a dejar a "Julieta" donde lo había tomado y alzando otro libro, "El retrato de Dorian Gray".

—No, tampoco, un amigo me lo recomendó, pero... no lo he leído. - Dijo ella, volviendo a mirar los demás títulos de la mesa.

—Voy a pagar estos, espérame ¿sí? — Le mostró dos libros a Amanda y se dirigió hacia la caja, de una forma, casi graciosa.

Siguieron caminando por toda la feria, mirando títulos, haciendo bromas sobre las portadas como "mira el libro de Viva la Vida"; nombres de autores, "¿ya viste? Ese lo escribió Dios" después de leer Yhavé sobre una carátula; o de los posibles temas que tratarían varios de ellos, "quizá vengan los misterios de la vida y al leerlo tal vez colapsarias de tanta información". Cualquiera que los viera creería que no era la primera vez que se veían, por los menos en persona, y menos con la confianza que ya sentían, como para que él pasara su brazo por encima de los hombros de ella.

"¿Qué tiene? Es mi amigo y además ¿cuándo lo podré volver a ver?" pensó Amanda, tratando de ¿reconfortarse? sin embargo, se sentía muy bien al lado de Santiago.

358 kmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora