Cap 6

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Mientras tanto, giulia, quien aún no sabía qué pensar acerca de lo que estaba pasando, caminaba por el pueblo de portorosso distraída en su mente, mientras caminaba sin rumbo alguno apenas pudo escuchar el pitido de una moto que se acercaba tras de ella a gran velocidad, casi en el último segundo que logró salir de sus pensamientos saltó del camino cayendo al pavimento y notando como la moto se detenía y de ella bajaban dos personas.

-santo pecorino- expreso giulia sobando su cabeza

-mio dio- se escuchó una voz un poco femenina acercase a la pelirroja la cual no tardó en reconocerla

-Antonella?- expreso giulia confundida abriendo un poco los ojos

Antes que sus ojos se pudieran acostumbrar a la luz del sol la pelirroja volvió a caer al suelo pero ahora con cierta pelinegro la cual se lanzó sobre ella tomándola por el cuello.

-mio dio ercole, te dije que fueras con cuidado, casi lastimas a mi hermosa giulia- reclamó la pelinegra a sus espaldas haciendo que el mayor soltara un bufido y doblara los ojos

-Ella no se Quito, no es mi culpa que sea tan lenta- expreso el mayor en forma de burla haciendo fruncir el ceño a la pelirroja

-ercole eres un grandísimo hi...- la pelirroja estaba dispuesta a proseguir si no fuera porque cierta pelinegra había callado sus labios con los suyos en un beso

-la mía bella giulia, dejemos a este cara de pez gato, te extrañaba mucho, no podía esperar mas a volver a verte- expresaba la pelinegra emocionada haciendo a la pelirroja sonreír bobamente con un sonrojo en sus mejillas

Antonella visconti, hermana menor de ercole, una joven transgénero italiana de 20 años que había comenzado a salir con giulia hacía aproximadamente 3 años.

Antonella Visconti salía evitar salir de su casa por el simple echo de el daño que le habían echo a su persona, una joven de cabellos negros largos aunque rasgos agresivos. Al principio había sido difícil, cambios de escuela, maquillaje, ropa, todo, aunque había tenido gran apoyo de su familia, en especial de su hermano, nunca se había sentido bien en público...hasta que la conoció, giulia marcovaldo, la archienemiga de su hermano y su flechazo a primera vista, el sentimiento había sido mutuo, así que solo era cuestión de tiempo para hacerlo oficial y que claramente ercole no aceptara que ahora esa tal "apestulia" perteneciera a su familia.

Giulia volvió a pegar sus labios con los de la pelinegra la cual sonrió y aceptó gustosa, claramente eran tal para cual. Ercole suspiro y se subió a la moto dejando ver una pequeña sonrisa, era claro que dejaba a su hermana menor en buenas manos; incluso si odiaba a aquella pelirroja ambos sabían que su único objetivo en común era ver todos los días aquella sonrisa de la pelinegra brillar.

Ambas chicas se tomaron las manos mientras paseaban por el pueblo, ganaban vistas de todos los cuales les sonreían y saludaban dulcemente a ambas.

-Mia Bella giulia que haremos hoy?, podría cocinar la cena para tu padre, tu hermano, luca y para ti, hace tiempo que no los veo, un año para ser exactos- expreso la pelinegra seguido de una risita que escapo de sus labios

-Antonella no es necesario, en realidad luca y Alberto dejarán de vivir con mi padre...- expreso la pelirroja nerviosa llamando la atención de su novia la cual arqueó una ceja curiosa haciéndola soltar un suspiro- bueno...como sabes ellos son...mounstros marinos....entonces...luca está embarazado- soltó la pelirroja de golpe dejando a su novia en shock por unos segundos para después ver cómo su expresión cambiaba a una gran sonrisa

-que felicidad!!- expreso la pelinegra con una gran sonrisa mientras aplaudía firmemente

-no está sorprendida?- pregunto la pelirroja confundida viendo cómo la vista de su novia se dirigía al horizonte con un suspiro triste

-Es decir, claro que si lo estoy pero...un bebé está creciendo en el estómago de luca y eso suena como un sueño para mi...- dijo la pelinegra para después soltar un suspiro

La menor giro su cara hacia su novia intentando fingir una sonrisa la cual fue rota por la mayor que se lanzó sobre ella envolviéndola entre sus brazos.

-lo se, se que quisieras poder tener un bebé, yo solo quiero cumplir todos y cada uno de tus caprichos, por favor, no pongas una expresión tan triste a mi lado, mío caro prometo tendremos un bebé hermoso algún día- susurró giulia en el oído de la pelinegra

Unas carcajadas sonaron desde el pecho de la pelirroja, Antonella se separó de esta un poco y limpio sus ojos los cuales habían comenzado a lagrimear mientras en su rostro se formaba una gran sonrisa.

- tonta- expreso la menor para después pasar sus brazos por el cuello de su novia y pegar sus labios en un tierno beso

Giulia no podía evitar dejarse llevar cada que juntaban sus labios, eran tan dulces y carnosos que simplemente deseaba que no acabara nunca aquel beso aunque el oxígeno en sus pulmones evitaba aquello haciendo a ambas separase con un gran sonrojo sobre ellas quedando cara a cara, sintiendo como sus respiraciones agitadas se mezclaban en el ocaso de la colina.

-quédate esta noche conmigo- expreso giulia sacando una gran sonrisa ladina de su novia

-eso no sonó a pregunta- expreso la menor maliciosa

-Es porque no lo era- respondió giulia volviendo a pegar sus labios contra los de la menor sintiendo como aquel beso escalaba y rayaba en la pared de lo prohibido

Claramente sería cómodo utilizar la habitación que alguna vez le perteneció de nuevo, aunque aún más cómodo pasarla junto a la chica que amaba.

Pequeño Pescadito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora