2: and live my life alone, forever now.

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Al día siguiente, apenas abrió sus ojos sintió todo su cuerpo adolorido y su respiración era pesada

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Al día siguiente, apenas abrió sus ojos sintió todo su cuerpo adolorido y su respiración era pesada. Pasó saliva y su garganta ardió. Intentó sentarse en su cama y observó sus manos. No había pasado mucho tiempo desde su operación, un día para ser sinceros. Se había quedado dormido luego de unos minutos, y muy en el fondo, anhelaba ya estar muerto.

Louis no asimilaba la situación que se encontraba. Estaba próximo a morir, pero lo que sí entendía era que no iría al Cielo, si es que éste existía.

En su mente pasaban recuerdos en donde su vida era una persona despreciable. A los quince años había abandonado la escuela y su casa, comenzó a juntarse con personas que lo llevaron a una vida llena de alcohol y drogas. Conoció gente de la cual hasta este punto se arrepentía de hacerlo. Lastimó a la única persona que llegó a amar a causa de todas estas adicciones que tuvo a temprana edad.

Efectivamente, cualquier persona pensaría que se lo merecía, y lo último que quería hacer Louis es admitir que arruinó todo lo bueno que tenía. No estaba listo para hacerlo, tenía miedo y su cabeza era una tormenta de recuerdos horribles que se repetía una y otra vez, provocando un nudo en su garganta y dolor en su cabeza y en su pecho.

¿Qué debía hacer a este punto de su vida? Lo único que podía hacer era estar entre cuatro paredes en su cuarto y contar los días, las horas para poder morir de una vez por todas y no volver a lastimar a alguien otra vez.

Louis rió amargamente por su pensamiento. ¿A quién no puede lastimar a este punto de su vida? Si alejó a toda persona que conocía a su alrededor después de enterarse de su enfermedad, se convirtió en una persona amargada y fría en cierto punto. Apenas podía entablar una conversación con sus enfermeras de turno. Suspiró pesadamente y pasó su mano por su cabeza, burlándose con cierta ironía de su situación.

―Es la paga por todo lo que hiciste, Louis. ―se dijo a sí mismo con ironía mientras sentía un nudo formándose en su garganta.

―Lo mereces, de todas formas. ―dijo una voz cerca de Louis.

Louis abrió sus ojos al sentir que le respiraban cerca de su rostro, el aire era tibio y al abrir sus ojos, vio el rostro de una chica enfrente de él. Se sentó rápidamente, gimiendo de dolor por los puntazos que sintió en su pecho. Observó que la chica estaba flotando en el aire a unos centímetros lejos del castaño, haciendo que se sintiera incómodo.

Asustado e incómodo.

La chica rió al ver la expresión de Louis en su rostro, viendo como de poco empezaba a perder la cordura, y no había nada que le alegrara a la joven.

―Pobre de ti, cariño. Tu vida fue y es una miseria. ―dijo flotando de un lado a otro, haciendo que Louis pasara sus manos por su rostro. ―Me da lástima, pero en parte te lo mereces. ―repitió mientras ladeaba su cabeza.

Louis corrió la mirada cuando sintió que la chica se sentaba enfrente suyo ¿Quién era?... o mejor dicho ¿qué era? Apenas la veía de reojo y no quería enloquecer y empezar a gritar, solo habían pasado horas desde que salió de su cirugía y ahora veía a un... ¿fantasma? Era una chica de no más de dieciséis años. Su cabello lacio y sus ojos reflejaban pequeñas personas sufriendo apenas los mirabas por largos segundos. ¿Acaso era real lo que observaba? Podía pensar que estaba volviendo un lunático y podía confirmarlo al ver personas ajenas en su vida en frente de él.

my famous last words (welcome to the black parade, little boy) | l.s [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora