4: and though you're dead and gone, your memory will carry on.

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Su respiración era pesada pero calmada al igual que sus latidos del corazón

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Su respiración era pesada pero calmada al igual que sus latidos del corazón. Todo indicaba que Louis estaba entregando su cuerpo a su muerte.

Un par de enfermeras estaban a su lado junto con su doctor. Sus miradas expresaban neutralidad, frialdad, como si no pudieran mostrar empatía en los últimos minutos, pero mucho no le importaba a Louis para ser honestos. ¿Qué más da? No podía exigir algo que no merecía. Suspiró y miró al techo. Era cuestión de minutos.

No negaría que estaba triste hacia su muerte, creía que era lo justo para él, pero a su vez era demasiado joven, tenía veintitrés años y en toda su vida solo hizo mierdas, se autosaboteó hasta terminar como lo está ahora. Comprendió en ese momento que se encontraba en aquella cama de hospital, que era muy tarde, que las cosas no cambiarían aún si estuviera muerto.

Aun si quisiera hacerlo ya era demasiado tarde.

Una lágrima salía de sus ojos cuando su pulso comenzaba a bajar cada vez más.

―¿Hay algo que quieras decir, Louis? ―preguntó una enfermera acomodando sus sábanas. ―Tal vez ayude mucho en estos momentos.

―¿Cómo qué? ―dijo Louis en un susurro roto. Su situación era crítica y no tenía la suficiente fuerza para moverse o incluso hablar.

―Lo primero que se te venga a la cabeza. ―dijo su doctor.

Louis lo miró por unos segundos y cerró sus ojos, tratando de recordar algo bueno que haya tenido en su vida. ¿Cuál sería? Le dificultaba pensar un momento bueno que tuvo en los últimos cinco años, solo tenía a Harry, pero por sus adicciones terminaron separándose.

Y ahí fue cuando lo recordó. Una leve sonrisa decora sus finos labios, era la primera vez que sonreía en mucho tiempo. Solo desearía que él estuviera a su lado.

Su cuerpo comenzó a relajarse, la máquina de pulso comenzaba a sonar cada vez más lento. Pasó saliva aun recordando todo.

―Hubo una vez, de chico... fui a un... ―suspiró pesadamente y la máquina de pulso hizo un ruido extenso que se prolongaba y no se detenía.

El doctor cerró sus ojos, apretó sus labios y fueron segundos hasta que los abrió y miró a sus enfermeras.

―Hora de muerte, doce y cincuenta y nueve del mediodía.

Las enfermeras taparon el cuerpo ya sin vida de Louis con una sábana blanca que había en la cama y retiraron la camilla del lugar.

Las enfermeras taparon el cuerpo ya sin vida de Louis con una sábana blanca que había en la cama y retiraron la camilla del lugar

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my famous last words (welcome to the black parade, little boy) | l.s [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora