3.“Inicio”.
Narrador Omnisciente.
«1996»En algún lugar de Sicilia, una joven caminaba por los oscuros callejones de un barrio pobre y solitario, el olor a basura era más que notorio y cerca de los contenedores podía oír los ruidos de los animales que desesperados rasgaban las bolsas.
Su frente sudaba y su respiración era lenta y pesada, daba su más grande esfuerzo por seguir caminando.
Sus pulmones ardian y sentía que ya no podía más, los dolores cada vez más fuertes, sus pies descalzos y maltratados por el asfalto pendían tregua, de pronto, un dolor estridente la golpeó en el vientre, miró su abultada panza y exclamó casi al borde del desmayo: —Mamá está aquí, bebé. Solo un poco más.
A pocos metros de allí podía ver las luces de un hospital y el letreros de “emergencia” parcialmente iluminó su rostro, el alivio recorrió su sistema pero aún así sabía que debía caminar un poco más, solo un poco.
A tiempo logró llegar a la entrada y una enfermera amable logró socorrerla, tan pronto la enfermera la abordó tomó su pulso y era débil, se preguntó a sí misma cuánto abría caminado esa joven para estar allí; era julio y el frío a esa hora, casi entrada la madrugada era abrasador y más para ella, su estado no era bueno, su cara estaba sin una gota de color, sus labios sajados y sangrientos, sus ojos verdes apagados y su rostro sucio.
“Pobre chica”.
Lo único que fue capaz de pensar. Se apresuró a ingresarla estaba claro que daría a luz en pocas horas o incluso al siguiente día y debía ayudarla a reponerse.
En el lugar más ostentoso de Sicilia, al otro lado de la ciudad, en una familia adinerada, todos corrían de un lado a otro en la sala de hospital. Los D'angelos, una de las dinastías más poderosas en gran parte de Italia. Nadie sabía ni como ni cuando amasaron su fortuna, pero no faltaban especulaciones.
La gente les temia de gran manera.
Se rumoraba que poseían gran parte del narcotrafico de Sicilia y varias zonas más, y no había nada más cierto aunque mantenían una fachada creíble y muy elaborada.
Marchelo D'angelo, padre de familia, 3 hijos y futuro abuelo, carácter fuerte e impulsivo, doblegaba a cualquiera con una mirada.
Anthony D'angelo, 25 años, futuro padre y el hijo pródigo, una hermana que estudiaba medicina en Harvard y un hermano adolescente.
Angela Rinaldhi, esposa de Anthony 24 años, futura madre, en su habitación repiraba profundo e intentaba relajarse, pero los dolores podían con ella ¡si alguien le hubiera dicho que dolia tanto lo habría considerado! Bufaba cómo toro en poliedro y su respiración era pesada.
¡Malditas personas que te hacían creer que el parto y la maternidad era algo hermoso!
Los Rinaldhi, también eran una poderosa familia que lideraba negocios con contratistas y empresas extranjeras, la perfecta cuartada para los D'angelo
—¡Llama a mi esposo!— Le exclamó furiosa a la enfermera, que la miró como un cachorro al que estaban a punto de golpear y sin contestar salió disparada.
Una vez en la sala anunció a Anthony que su esposa lo requería, unos fríos ojos azules como el mar la miraron y sin pensarlo el hombre pasó junto a ella.
Dos mujeres, en el mismo estado: a punto de dar a luz, pero en diferentes situaciones.
Aquella joven de ojos esmeralda no pasaba de los 18 años evidentemente no era italiana y su aspecto daba mucho que desear. En lo que transcurrió de la madrugada cada médico que la examinaba opinaba lo mismo: no podría traer un bebé al mundo en ese estado de lo contrario moriría.
La joven enfermera que la había auxiliado en la entrada de emergencias intentó ayudarla lo más posible y la chica que lo agradecía con un leve apretón de manos que a penas podía dar.
Sabían que no podían hacer mucho por ella, pues, ya estaba a punto de dar a luz, pero era fuerte y no se daría por vencida.
El lugares diferentes ambas mujeres gritaron adoloridas al dar la fría mañana del 5 de julio, ambas daban todas sus fuerzas para ver nacer a sus bebés, sin embargo, los doctores en aquel barrio se lamentaron al perder la vida de una joven hermosa.
El llanto de la niña que había nacido era desgarrador como sí fuera consiente que acababa de perder a su madre, la enfermera aún sabiéndola sin vida puso a la niña sobre su pecho, y la joven madre que había muerto con los ojos abiertos los fue cerrado de a poco.
En el lado opuesto, la familia gritaba de júbilo y emoción un niño había nacido ¡otro D'angelo! Gritaba el abuelo, la madre lo acurrucaba con mimo y le daba pecho.
Pasados un par de días para el 7 de julio la familia disfrutaba del pequeño en el calor de hogar, sin embargo, la suerte no era tan buena para todos...
En el pequeño hospital la enfermera mimaba y cuidaba de la pequeña, no sabía que hacer ¡no sabía nada de su familia! Y su madre había muerto.
Un expediente con un apellido que era oriundo de Bangladesh y la poca información que recopilaron de la joven madre era lo único con lo que la pequeña contaba, solo esperaban que llegara servicios sociales.
Para definir un caminos aún incierto para la pequeña...
El destino siempre tenía jugadas y aún era 1994, quizá por alguna razón en especial ambos llegaban al mundo ese día... Quizá sólo quizá, se encontrarían.
***
Una leyenda china cuenta que estamos unidos a nuestra alma gemela por un hilo rojo, por más tormentas y tempestades el hilo nunca se corta o desaparece y el universo siempre encuentra la manera de juntar esas almas.
¿Será ésta una de esas historias?
¿O sólo es mera coincidencia?¿En qué momento puedes darte cuenta que una persona está destinada a tí? Algunos piensan que desde el momento en el que se ven por primera vez. Otros por qué son iguales y distintos en mil formas y finalmente esos que a lo largo del tiempo se aprenden a amar de manera desmedida.
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A Sangre Fría
Fiksi UmumSinopsis. Tener mis propósitos claros era algo coherente para mí, un mandamiento. Qué no debía romperse. Sí, "no debía" Pero unos malditos ojos azules, tan fríos como el hielo, han sido mi perdición. Soy Amelia Duet, no se dónde nací, pero fui a...