Es tan vulgar que poca gente se atreve a hablar de este sentimiento.
Mucha gente lo llama pecado.
Pero que no te engañen, ellos también sienten este deseo que te hace suspirar.
Que parece mojar cada parte de tu cuerpo.
.
Es tan húmedo que parece que te vas a quedar seco.
Pero es adictivo, nunca quieres parar.
Cada toque es una droga a la que no quieres dejar.
.
¿Sientes este deseo?
Ese deseo que te quema.
Que te hace gritar, suspirar y siempre anhelar otro toque.
Más, más y más, nunca vas a querer parar.
.
¿A quién deseas?
¿A él?
¿A ella?
¿A los dos?
.
¿Los deseas tanto que te queman?
¿Quieres verlos escribir poesías en tu cuerpo en forma de besos?
¿Quieres dejar que su lengua sea el pincel y tu cuerpo el lienzo?
¿Quieres que cada toque te lleve a lugares que ahora no conoces?
.
Parate ante al espejo.
Empieza por la parte que menos te gusta a la parte que más amas.
Con toques tan suaves como un susurro.
.
Va a estar húmedo y va a ser vulgar.
Aprieta, suelta, para y continúa.
Todo lo que tú quieras, el deseo no tiene limites.
En círculos, arriba y abajo, despacio o rápido.
No importa, la única regla es disfrutar.
.
¿Lo sientes?
Porque de esto se trata el deseo.
Dejar que los toques escriban en tu piel fantasias.
De tocar lo que quiere ser tocado.
De lamer lo que anhela ser lamido.
De probar lo que debe ser probado.
.
Y cuando llegues al final.
Cuando tu cuerpo tiemble, y tus dedos y tus manos estén cansados.
Cuando haya explotado hasta la última gota que hayas tenido para dar.
Cuando tu pecho suba de arriba a abajo y tu respiración esté agitada.
Te darás cuenta que no hay nada mejor que este deseo.
