Una Noche Con El Rey.

Cap: 6 recuerdos doloroso

Mew adoraba estar con su madre, de ella había heredado sus penetrantes ojos y su innegable belleza, a los ojos de un niño de 5 años su madre era una diosa digna de ser siempre admirada, pero había algo que nunca le agradaba y era visitar la casa del general Augusto, no por él en sí, ya que nunca estaba en casa, más bien porque no le agradaba Danna marquesa de Shadow, cuando ambas se reunían su madre se olvidaba de él y lo dejaba a solas con la callada Delansha, mientras ambas se enfrascaban en una conversación privada en un alejado despacho dónde los siervos tenían prohibido entrar.

— Mew, ¿no vas a jugar con los cubos?

— Eso es para niños pequeños, yo ya soy un niño grande, incluso mi prima dijo que cuando ella se case yo seré un paje y eso se lo piden a los niños grandes.

Delansha no hace caso y se enfoca en resolver el problema trigonométrico de los cubos electrónicos...

Comúnmente Mew tenía mucha paciencia, pero hoy estaba muy aburrido, así que dejó a Delansha que en esa época tenía 4 años y se va en busca de su madre para decirle que ya no quería estar en esa lúgubre mansión, ya él conocía el camino, así que se dirigió por 10 minutos seguidos por un largo pasillo, cuando llega a la puerta sonríe, conocía de sobras aquella monstruosidad, ya que una vez a la semana tenía que ir a esa casa, según para que él y esa niña con la que se iba a casar en un futuro muy lejano se conocieran y se hicieran amigos, cosa que era tan estupido porque esa chica siempre estaba en su mundo y él tratando de ser lo que era un niño...

Luego de salir de sus pensamientos se concentra en unos quejidos que venían de adentro de aquella puerta marrón, comúnmente él tocaba a la puerta, eso era lo que su madre decía: toca siempre a la puerta y nunca vengas si no es necesario.

El cómo buen niño obedecía, pero al escuchar aquellos sonidos se asustó y olvidó las indicaciones, así que entró encontrando a su madre en una posición comprometedora completamente desnuda mientras la madre de Delansha la montaba cómo si fuera un jinete, él no entendió en ese momento lo que era, pero sabía que eso no se hacía.

El niño avergonzado corrió lejos de allí, estaba asustado, era la primera vez que veía a su madre con esas expresiones tan diferentes a las dulces y tiernas.

Actualidad.

Mew y Gulf llegaron en horas de la madrugada, ambos no se dirigían la palabra, uno porque estaba aún molesto por cómo lo trató y el otro porque no vio preocupación cuando casi muere gracia a la comida asesina que lo atacó.

Ya cuándo dieron un paso dentro del palacio Gulf no evitó sorprenderse cuando vio cómo había dos filas de servidumbre de lado a lado con la cabeza inclinada diciendo, bienvenidos sus altezas, él estaba acostumbrado a ese trato, pero no a las 3 de la mañana... Era algo muy exagerado.

— Wow ¿aquí aún se vive en la esclavitud ?

— Nuestro servicio es 24 horas, hay rotación de turnos, no es mi culpa que en tu reino, actúen como terratenientes de baja clase.

Gulf quería darle en la misma cabeza para que así en vez de un chichón tuviera dos.

Los 100 sirvientes que conforman las dos filas notaron la tensión tanto del rey cómo la del príncipe.

— Mi rey sus aposentos están listos, el príncipe Gulf dormirá en el ala izquierda y usted en su habitación acostumbrada.

Mew sonriendo con malicia dice:

— No, este principito dormirá conmigo, a él le importa una mierda su reputación— esto lo dice mientras aprieta la muñeca de Gulf.

Gulf anonadado con lo que decía responde: