{Epílogo}

1K 76 7
                                    


—¿Puedo tomar su orden? — preguntó el camarero, mientras observaba desde la distancia. La imagen de ella sonriendo a todos los clientes, sin importar nada, seguía grabada en su mente. — Que tenga un buen día — agregó con una sonrisa que reflejaba su dedicación.

Se preguntaba si alguna vez podría recibir una sonrisa así de ella. Nunca había ocupado ese último asiento, tan alejado de ella, pero lo hacía para no causarle dolor. Ella conversaba animadamente con Jongjin, y su madre les decía unas cuantas cosas, como si fueran dos jóvenes de secundaria.

En aquellos días, cuando la conoció, se preguntaba qué fue lo que lo enamoró de ella. Era tan misteriosa que la idea de cruzar miradas lo hacía temblar, pero su voz profunda siempre transmitía calidez.

Recuerda cómo sonreía en un día lluvioso, mientras las gotas golpeaban la ventana, y su corazón latía lentamente después de mucho tiempo. Era viernes, y había olvidado que ella estaría allí.

¿Era eso bueno? ¿Olvidarla? Cerraba los ojos para recordar el tacto de sus manos en las suyas. Manos pequeñas, cabeza grande... daba igual, porque al ver su sonrisa olvidaba todo eso.

¿Por qué duele tanto mirarla? Solía venir para sentarse en la tercera mesa frente al mostrador solo para admirarla. ¿Así se sentían todas ellas? Aquellas que solo podían verla en imágenes, que solo podían escuchar su voz a través de una hermosa balada.

El príncipe de los OST, subiendo fotos en Instagram y haciendo cualquier cosa para no olvidarla. No podía hacerlo, no podía olvidarla. Era difícil incluso no pensar en ella, ya sea observando las nubes en un día de tormenta o bajo el sol radiante.

Podía levantarme y atravesar esta distancia que solía matarlo, ponerme frente a ella y... ¿y qué pasaría después? ¿Me reconocerías? ¿Sabrías cuánto he esperado este día? ¿Escucharías el latido de mi corazón deteriorado? ¿Verías el cansancio en mis ojos? ¿Te darías cuenta de cuántas lágrimas he derramado por la idea de no verte? Pensar en todo eso, mientras la miraba, lo deprimía más que no pensar en nada.

—Jong Woon... — susurró, bajando la mirada. — Si grito, ¿no me escucharás? Cuánto te necesito. "Por favor, no me dejes solo. ¿Qué debo hacer en una noche en la que todos duermen? ¿Por qué estoy solo?"

—Lo haré — cerró los ojos, imaginando que ella le respondía. — Porque has escuchado mis gritos pidiéndote que regreses.

Bastaba con levantar la vista para encontrarse con sus ojos. "Sólo la silla blanca en la que te sentaste tiene tu aroma desde que me dejaste con un silencio sin corazón, esperando por ti, en este pequeño café."

—Tn_... — ella tomó su barbilla para notar la claridad de sus ojos. — ¿Por qué has vuelto? Nuestro amor volvió a juntarnos donde todo comenzó, donde te vi por primera vez.

—Si yo... te he estado olvidando. — Miró sus ojos con tristeza.

—¿Cómo...? — sus labios temblaron.

—¿Qué haces aquí? — preguntó él, con los ojos cansados.

"Tú ya no me necesitas más. Por favor, no digas eso. ¿Quieres decir ahora que me odias? Mintiéndote a ti misma. En esa mesa antigua están grabados nuestros nombres, pero ahora dejémoslos enterrados en la memoria y el pasado."

—Yo... — alejó su mano de ella.

—¿Es todo lo que vas a decir? — susurró con voz afilada. — Durante todo este tiempo que... — esperaba que continuara, pero ella guardó silencio.

—Debo irme... — tomó sus cosas y se levantó. Pasó sus manos por sus ojos mientras roza su hombro al pasar.

Olvidó que estaba lloviendo afuera y escuchó una voz llamándola. — ¿Señora Kim? — Era su voz, pero era más descortés quedarse que irse sin responder.

Bajó los tres escalones de la entrada, dejando tras de sí el sonido de la campana al abrir la puerta.

—Tn... — escuchó un murmullo junto con la intensidad de la lluvia. — Tn... — cerró los ojos para girar en un callejón, llevando sus manos al pecho para intentar calmar el latido acelerado.

—¿Por qué duele...? — dijo apretando su pecho. — Ya no duelas... ya no lo hagas... — escuchaba los pasos en los charcos de agua formados por las rápidas gotas.

—Tn... — la mano que apretaba su pecho fue tomada por la calidez familiar. — Tn... — susurró. — Mírame...

—Está bien, me iré, no tienes que...

—Mírame... — insistió él, con un tono más fuerte, pero ella negó con la cabeza.

—¡MÍRAME! — gritó antes de azotar su mano contra el muro donde ella estaba apoyada.

—No puedo... — dijo ella.

—¿Por qué volviste? — preguntó él. — ¿Para qué lo has hecho, si no eres capaz ni de hablarme?

Era cierto. Se dejó llevar por la necesidad de verla y olvidó las consecuencias que esto podría acarrear.

"Mi única obra maestra es nuestra tragedia de amor. Mi corazón es una galería de arte llena de ti. Sin ti, Seúl no es más que un desierto desolado."

—¡Contesta! — apretó sus brazos. — Porque...

—Quería verte... — susurró, apretando sus puños.

—¿Qué?...

—Quería verte... — repitió, con un poco más de fuerza.

Levantó su vista para enfrentarse a su mirada.

—Tú...

—Solo quería verte de lejos como antes...

—¿Para qué?

—Porque de esa manera evitaría dañarte...

Trataba de huir de su mirada, pero él no la dejaba.

—No podrías romperme más de lo que ya has hecho... — dijo él, mientras alejaba sus manos para acortar la distancia entre ellos.

—¡No! — cerrando los ojos, tomó su abrigo de piel negra para no dejarlo ir.

"Cuando te sientas sola, sólo la silla blanca en la que te sentaste tiene tu aroma. Desde que me dejaste con un silencio sin corazón, y la lluvia cae en la casa blanca que te pertenece sólo a ti."

Mid Season (Yesung & Tu) EDITANDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora