CAPÍTULO 9: ¿Lista?

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Cinco semanas después...

7:25 a.m.

Bueno...

Qué puedo decir.

Día normal, mañana tranquila, y mi primer día de clases.

Una verdadera pesadilla.

Me encontraba en el auto con mi madre, Samuel y Daren durmiendo a mi lado como si hubiera pasado toda la noche revisando por cuarta vez si tenía todo listo para hoy mientras escuchaba a Nirvana y a Arctic Monkeys a todo volumen.

Básicamente era igual que los años anteriores.

...

Oh sí, me había olvidado por completo la ridícula falda del uniforme de la escuela. Es la primera vez que uso falda después de todos estos años.

Aunque no lo crean, sí, jamás he seguido el famosísimo reglamento de vestimenta. En mi opinión es algo injusto hacia las mujeres que usan ese tipo de uniforme.

Porque he visto que algunos hombres hacen ver divertido levantarles la falda y dejar ver algo demás. Incluso a veces me pongo a pensar que la misma escuela hace referencia a cómo debemos lucir para encajar en la sociedad.

Por ese motivo les rogaba a mis padres todos esos años a qué pidieran permiso a la junta escolar para poder usar un uniforme 'masculino'. Obviamente la escuela se negaba la primera vez, pero a la segunda vez no tenían otra opción que aceptar.

Y al tener mi deseo cumplido no podían faltar las consecuencias, porque literalmente toda mi clase me apodaba "pantaloncillos".

Realmente no lo considero como Bullying, porque en esos casos debe de ser algo muy grave, pero no hubo un solo día en que no me llamarán de ese modo.

Los niños de mi clase me decían que yo realmente era una aburrida qué siempre quería ser como ellos. Y las niñas, no les parecía lo bastante femenina para juntarme con ellas.

Pero en fin... Ellos se lo pierden.

—Leah. — llamó mi madre.

— ¿Si?— le contesté.

—Despierta a Daren, que ya estamos cerca. — ordenó.

—Está bien. — empecé a darle suaves empujones en el hombro para que pudiera despertarse.

Y unos segundos después Daren abrió los ojos de golpe como si le hubiera tirado agua en la cara.

— ¿Qué pasó?— exclamó.

—Pasó qué ya casi estamos cerca.

—Debes estar bromeando. — echó la cabeza para atrás quejándose.

—Si no fuera real, tú no estarías aquí ahora mismo. — habló Samuel.

—Vaya, gracias por la información. No me había dado cuenta de lo sucedido. — Daren le devolvió el sarcasmo.

Luego de unos largos veinte minutos estando en la cola para llegar a la entrada, el auto se detuvo en frente de la entrada de la escuela en dónde he estudiado la mitad de mi vida. Daren y yo bajamos del auto para sacar nuestras mochilas del maletero.

—Aquí está. — le dije a mi madre extendiéndole mi brazo a través de la ventanilla del auto para darle mi celular.

—Gracias. — dijo ella al agarrarlo y al guardarlo en su bolso —. Bien, eso es todo.

—Eso creo.

—Qué te vaya bien en el primer día de clases. — me dijo con una sonrisa de boca cerrada.

Una Vida Perfecta [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora