VII

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🏐Narra Toshinori:

Me baje del skate con cuidado, no veía absolutamente nada, era de noche, había tardado más de lo que debía. Cuando justo me iba a volver junto al equipo, llego mi madre, y me sugirió, por no decir obligar, a comer con ella, por lo que tuve que montarme en el tren de casi última hora, no me quejaba, había menos gente y así no me agobiaba tanto.

Le había avisado a Takeda que ya había llegado, como no me contesto supuse que se encontraba bebiendo con los demás entrenadores, no me lo imagino así la verdad, es demasiado tierno para mi vista. Viéndolo desde mi punto de vista, es el único hombre que conozco que su apariencia no encaja con su edad, raro, pero lindo.

Entre sin más en la habitación que teníamos asignado el equipo, viendo como algunos se encontraban buscando ropa, supongo que se irían ahora a la ducha.

-Oh, Toshi-san ya está de vuelta-Anuncio Suga dando palmaditas en mi espalda, le acaricie el pelo como si fuera un perro, cosa que le molesto-¡Oye, no soy un perro para que me acaricies así!-

Los demás chicos rieron, esa era la escena que llevaba tiempo sin ver, mis amigos riéndose por mis tonterías, aunque las hago naturalmente, ¿eso me convierte en tonta?, da igual.

Busque con la mirada a Shoyo, sin verlo le pregunte a los demás, contestándome que estaba entrenando junto a Tsuki, con el capitán del Nekoma y el Fukurodani. Sin más cogí mi ropa y me dirigí a las duchas, Hitoka y Shimizu estaban con las demás managers según me habían comentado, por lo que tenía el baño para mi sola, genial.

Me quite poco a poco mi ropa, quedándome desnuda frente al espejo, era en esos momentos donde no me gustaba mi cuerpo, no es que me sienta mal conmigo misma, porque mi cuerpo no tiene nada de malo, lo que me molesta son las malditas cicatrices, ¿por qué tienen que existir?, ¿no es más fácil que la herida sane y yasta?.

Desde que tenía 10 años mi madre siempre me decía que las cicatrices eran marca de que había superado una guerra, y en eso le daba la razón. Mi madre era un mujer de respetar, lo único que teníamos de parecido eran los rasgos y el conocimiento en el vóley, obviamente yo tengo más intelectual, pero mi madre siempre me ayudaba a practicar cuando nadie más quería.

Sin más me metí en la bañera, disfrutando en caliente tacto que se adaptaba a mi piel, siempre me gusta darme un buen baño, es como si alguien te estuviera dando un abrazo muy reconfortable, los que siempre les robaba a mis amigos.

Una vez termine de secarme, me cambie por mi "pijama", que solo era unos pantalones cortos de deporte negros y una camiseta de tirantes tipo baloncesto, son de mi pareja, aunque creo que ya se ha dado cuenta de que se la he robado.

Encendí un cigarro nada más dejar la ropa sucia en la habitación, empecé a caminar por los pasillos abiertos que daban a los gimnasios, seguramente la mandarina estaría entrenando en el mismo que ayer, realmente tenía un motivo para buscarlo. Un día que estuvo en mi casa para estudiar, me dijo que le hacía mucha emoción tener un poster mío, realmente me entraba vergüenza y orgullo que me pidiera tal cosa, pero pensar que lo iba a colocar en su habitación, me da un paro cardiaco de tanta ternura.

Cuando llegue, me apoye en el marco de la puerta, esperando que alguien se diera cuenta de mi presencia, tampoco me molestaba, me divertía viendo el partido amistoso que estaban haciendo, búhos contra gatos.

-¡Akaashi cubre!-Ese era Bokuto, que estaba junto a Shoyo y Akaashi como equipo-

-Lo siento, quedo corto-

-¡Rodéenlo!, ¡extiendan el bloqueo!-Esta vez era Kuroo el que hablaba, él iba junto a Tsuki y Lev, las alturas estaban un poco desequilibradas-

𝐆𝐀𝐍𝐀𝐃 𝐏𝐎𝐑 𝐌𝐈 . 𝐇𝐀𝐈𝐊𝐘𝐔𝐔!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora