Prólogo.

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Suspiro cansado y salió de su casa. Había ido de visita por su hermano y al parecer su padre se encontraba ahí. Bien sabía que la relación entre esos dos no era un infierno, pero tampoco tranquila. Su padre se quedaba ahí, escuchando los reclamos y reproches de Natsuo, asintiendo y haciendo muecas, como si se diera cuenta de la verdad en las palabras de su hijo.

No podía negar que su padre lo intentaba, incluso llego a regalarle cosas entre ellas una cena a sus amigos. Había aprendido a lidiar con esos regalos, quería hacerlo por su madre y hermana, no mucho por él, pero sabe que si ellas están bien junto con Enji, él lo estará.

Acomodo su chaqueta y subió al autobús de camino hacía la U.A., miradas desconcertadas al ver su maleta se posaban sobre su espalda.

Después de varias canciones en sus audífonos y unos cuantos minutos sentado había llegado a las calles donde se encontraba el colegio. Camino sobre la banqueta prestando atención a su celular, ignorando cualquier sonido que no fueran los pájaros o su propia música.

Después de unos minutos había llegado a la residencia y lo único que pedía era que abrieran la puerta para poder dormir un poco más. Un chico con un suéter gris, shorts deportivos color azul oscuro y una camisa negra le abrió la puerta.

-Iida.-Saludó, restregándose un ojo.

-¡Todoroki-kun! ¿Qué haces aquí afuera?

-Eso debería preguntarte yo.-Habló, tomando su maleta mientras el contrario abría la puerta para dejarlo entrar.

-Oh, siempre salgo a correr antes de clases, pero sigue siendo muy temprano...

-Por si no te has enterado, pase el fin de semana con mis hermanos.

-Oh, ya veo. Yo igual, pero eso no importa, imagino que vienes cansado.

-Sí, gracias por abrir, pensé que me quedaría ahí hasta el amanecer.-En realidad el sol comenzaba a salir ya, pero las palabras no importaban.

-No es nada; voy a estar en el campo de entrenamiento por si necesitas algo.

-Claro, gracias, Iida.

-No es nada.-Cerró la puerta, dejando a Shoto sólo, con la poca luz que daba la cocina, sus maletas y el reloj.

Bostezo antes de tomar su maleta e ir hacía el elevador.

♢♢♢

Acomodo su corbata, viendo de reojo su teléfono.

-Perdón por molestarte peque, pero creo que papá salió...creo saber que sabes qué significa eso.-Decía su hermano en el teléfono.

-Natsu, no hay necesidad de decirlo. Voy a estar bien.

-¿Estás seguro?

-Lo estoy. Puedo lidiar con una visita imprevista de...papá...Enji.-Corrigió, aún no se sentía seguro.

-Bien, suerte, Fuyumi dice que te quiere.-Río junto su hermano.

-Yo igual, nos vemos luego.-Colgó y guardo su teléfono en su bolso, suspiro antes de salir de su habitación. Apostaba su apellido (era apostar demasiado) a que sería un día extremadamente largo, tanto como para él como para tal vez sus compañeros. Por primera vez podía entender los presentimientos que su madre tenía de vez en cuando.

Y cómo lo había esperado y le había advertido su hermano. En el camino a clases (parada exprés a la cafetería le llamaba Ochako), se encontró con su padre.

Hands / IidatodoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora