Capítulo 6.

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Katherine, Actualidad.

—Das un paso más, y llamaré a la policía, lo juro.—Se detuvo en seco.—Deja de intentar acercarte a mi para eliminar tu maldita culpa.

—Kath, perdóname. Juro que no te toque, y lamento no haberte ayudado, todo aún es tan confuso. Yo solo...

Sus palabras me provocaron ganas de vomitar. Una rabia llego a mi pecho, quiero que él sepa un poco lo que sentí, lo que viví. Lo que sigue ocurriendo día a día en mi vida.

—Yo viví esa noche, esa que tú apenas recuerdas—Mi voz estaba cargada de resentimiento, tristeza. Mis ojos no abandonaban los suyos. Respiré temblorosamente.—Yo viví cada segundo de esa noche, y la recuerdo como si fueran las únicas horas de mi vida. Es una tortura.—Lo observo con lágrimas en mis ojos, él solo me miraba haciendo gestos con sus manos para que no siga hablando, ¿mis palabras lo lastimaban?.—Trato de convencerme de que no me tocaste, de que mi mejor amigo, no lo hizo.—Mi voz se quiebro y un sollozo es por de mis labios.

»Yo cerraba mis ojos cada noche esperando tener una nueva mañana, sin embargo, esas malditas imágenes siempre venían a mi... justo en frente de mi. Mi cabeza no me dejaba, ni me deja olvidar, mi cuerpo, todo.—Mi manos comenzaron a tiritar—Todo mi cuerpo me lo recuerda, ¿entiendes?.—Las lágrimas comenzaron a salir de mi ojos, siento que mi piernas ya no me pueden sostener y solo me dejo caer en el césped

—Yo no lo hice. Te juro.—Ni siquiera lo estaba mirando. No sé qué estaba sintiendo él, sinceramente no me importaba.

—No puedo, hago el esfuerzo de pensar lo contrario. Pero no puedo. Te juro que quiero olvidar toda esa maldita noche pero... No puedo. El último recuerdo que tengo es a ti acercándote a mi, ¿en serio te detuviste?. Yo quiero empezar de nuevo, quiero amar de nuevo, quiero confiar... quiero ser una persona normal, deseo tantas cosas. Y me molesta que vengas a mi pidiendo perdón, cuando ni en el juicio intentaste ganártelo. Nunca me apoyaste, nunca como lo has hecho con ellos.—Llevé mis manos a mis ojos secándome la lagrimas. Necesite unos segundos para pararme.—Así que ahora solo te pido que ya no me hables. Aprende a vivir con tu maldita culpa.—Palmee mi pecho con mi mano derecha.—Como yo intentaré a hacerlo con todo lo que ustedes mi hicieron.

Tomé mi bolso y me alejé, con todo mi cuerpo temblando. Temerosa, pero con un extraño sentimiento de liberación.

Me dirigí a los baños para mojarme el rostro. No miré atrás. No sé si había gente a nuestro alrededor. No quería saberlo, ya me daba lo mismo.

Me miré al espejo. Fue una mierda de primer día, pero estoy muy orgullosa de mi. Ahora realmente necesitaba la seguridad de mi casa.

Busco mi celular y le marco a mi madre.

En menos tiempo del pensando ella ya había llegado por mi.

—¿Pasó algo?.—Fue lo primero que me preguntó al cruzar el umbral de la puerta de nuestra casa.

Le sonreí.

—Si, pero te contaré todo después de comer.

Realmente no tenía hambre, pero ya he hecho sufriría demasiado a mi cuerpo, y necesita alimentarse.

Casi todo el año anterior el tema de la comida fue un tema difícil. No sentía hambre, no sentía nada más que tristeza y asco, mi cuerpo sufrió las consecuencias de aquello.

Casi se consumió por completo a sí mismo.

Así que, desde hace algunos meses, me obligo a mi misma a darle todo lo que necesita para estar sano. Hubo días difíciles, demasiado. Pero sé que estoy haciendo lo correcto al cuidar de mi misma luego de tanto sufrimiento.

Mi madre me sonrió.

—Te prepare algo. Si quiere ve a cambiarte primero.—Asentí.

Y subí a realizar lo que ella me había sugerido.


1 Semana después.

Mi primera semana en la universidad, fue un caos.

Desde que le conté lo que había ocurrido a mamá y ella le contó a papá, éste casi se va en busca de ese hombre, estaba decidido a darle su merecido por  atreverse a pedir mi perdón tan descaradamente. Obviamente no lo hizo porque lo hicimos entrar en razón. 

Cada que veía a unos de esos tipos en cualquier instalación de la universidad-que por suerte no fueron muchas veces-Mi nervios, me traicionaban, mi ira se acumulaba y mi lengua pesaba por todas las palabras acumuladas que no les gritaba.

Hoy estoy más tranquila, superé una semana que jamás pensé terminar.

Ahora estoy entada aquí esperando para entrar con mi psicóloga, lo cual me da un sentimiento de tranquilidad y a la misma vez nerviosismo extraño.

No es que no me agrade venir, ni mucho menos, pero cada que vengo, mi cabeza trabaja mucho, tengo que pensar y recordar. Gracias a esto me estoy comprendiendo y conociendo mejor. Lo cual agradezco profundamente pero es bastante agotador. Bueno un agotamiento que vale totalmente la pena.

—Katherine.—Al verme, me sonrió.—Pasemos, por favor.

No dije nada y la seguí. Mientras me acomodaba la saludé.

—¿Como has estado?.—Me pregunto una vez me acomode en mi sillón favorito.

—Creo que mejor de lo que espere para esta semana. Ya sabe que inicié mi primera semana de universidad.—Ella asintió con una sonrisa de boca cerrada.—Fue un completo desafío, pero mirando hacia atrás me encuentro realmente orgullosa de mi misma. Siéndole honesta, pensé que no iba a poder.

—¿Por qué pensaste esto?.

—Realmente me daba terror estar frente a ellos, compartir un mismo espacio con ellos. Creo que en el fondo pensaba que todavía podían hacerme daño, pero esta semana me di cuenta que no. Que soy más fuerte de lo que creo. Además fueron muchas interacciones con personas, hace mucho que no interactuaba con tantas.

—¿Cómo te diste cuenta de aquello?.—Suspire y pensé un segundo antes de responder.

—El primer día que asistí a clases, uno de ellos, más específicamente Max, al que consideraba mi mejor amigo,—No podía evitar que cada que hablaba de alguno de ellos mi voz cambiara de tono.—Intentó hablar conmigo, en un intento de decirme nuevamente que él no me había dañado de esa forma, para convencerse a si mismo o hacer que yo le dijera que era cierto, que él no me había tocado ni un pelo. Claramente no pude decirle eso.

»Yo igual por mucho tiempo guarde la esperanza que él tampoco me había hecho daño de esa forma esa noche, me aferré mucho tiempo a esa idea, creo que para que no me afectara más mentalmente, la idea de que la persona que las confiaba me había hecho tal cosa. Ahora no estoy segura de nada.

»Creo que lo que más me dolió fue que él haya pedido mi perdón de una forma tan descarada. Cuando en el juicio mirándome a la cara había dicho que eso fue consentido.

Nunca había pensado en eso. Nunca me detuve un segundo a pensar en como él se había atrevido a hacer aquello.

Tome un pañuelo de la mesita que está frente a mi y seque mis lágrimas. Espere un momento antes de seguir hablando.

—Pero ese día le dije algo que tenía en mi pecho guardado y necesitaba sacarlo, le dije...

Y ahí le conté exactamente lo que le había dicho y que había sentido al decírselo.

—¿Cómo te sentiste exactamente cuando lo viste acercarse a ti?.

—Yo... sentí lo mismo que aquella noche...

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Holaaaa, gracias por votos y comentarios en el cap anterior<3.

Aclaración: Nunca he ido al psicólogo, por lo que no sé cómo es realmente una sesión. Es una novela. No sé cómo un psicólogo aborda estos temas tan impactantes. Yo solo los abordo así para que continúe la historia como deseo.

Y el otro capítulo tal vez se narre lo que ocurrió esa noche, desde el comienzo.

Adelanto de muchos capítulos: Cada involucrado contará su versión, antes, durante y después de esa noche.

Oye, Katherine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora