Katherine, día de los hechos.
Me sentía feliz al ver mi reflejo. El vestido color negro que escogí, se acentúa perfectamente en cada una de mis pequeñas pero notorias curvas.
Max vendría a recogerme y nos justaríamos en casa de Alex. Siempre las reuniones son en casa de él, ya que sus padres siempre están ausentes por temas de trabajo.
Denis había prometido llevar la comida y Arghus el alcohol, no soy fan de lo último mencionado, pero si lo consumo con moderación.
Denis siempre llevaba la comida, nos reíamos de aquello porque aún que no lo pidiésemos, siempre llevaba algo en su bolso para alimentarnos. Una sonrisa se posa en mis labios después de aquello.
Arghus por su parte, siempre traía lo que más necesitábamos o realmente lo que él quería. No era un secreto para nadie que era el más adinerado, no solo de nosotros, sino de la ciudad entera. En unos años sería el dueño de una gran empresa. A veces en su personalidad se reflejaba lo mimado que era por su familia, aún que eso rápidamente se le pasaba cuando lo comenzamos a molestar en grupo.
Max aportaba con sus malos chistes y a veces siendo nuestro conductor designado.
Y yo, bueno aportaba con mi hermosa y grata presencia, me rio ante mi último pensamiento, tal vez no soy nada de lo anterior.
Veo la hora en mi reloj de muñeca, creo que Max ya debería estar por llegar, si es que ya no está frente a mi casa esperándome.
Observo mi celular. Dos llamadas perdidas de él. No tuve que ni ver por la ventana, ni llamarlo, para saber que él estaba ya aquí.
Agarro rápidamente mi chaqueta, bajo las escaleras casi que volando. Voy hacia mi madre que está viendo tele y me despido de ella.
—Madre ya llegaron por mi.—Y antes de que diga alguna palabra, yo hablé .—Tendré cuidado, no tomaré demás, te avisaré cuando llegue y cuando venga devuelta.—Le sonreí cariñosamente.
—Está bien. Cuídate por favor. Te amo.—Le di un beso y salí con la misma prisa con la que bajé.
Max alzó los brazos en señal de reclamo.
—Ay Kath, ya pensé que no vendrías.—Rodé los ojos.
—Por favor, no tuviste que esperarme ni 5 minutos, y ya me tienes antes tus ojos.—Avancé hacia él, éste me abrió la puerta del copiloto.—Exagerado.—Murmuré una vez cerca de él.
Sonrió y solo se limitó a subir al auto y conducir. Nos fuimos entre buena platica y música.
Vi asomar la casa ya tan familiar de Alex. Creo que los demás ya se encuentran aquí. Bajos rápidamente y nos dirigimos a la entrada.
Tocamos su timbre y solo tuvimos que esperar unos segundos para que nos abrieran.
Arghus nos recibió, estaba vestido con su polera negra amplia, los pantalones del mismo color pero sus zapatos de color blanco. Le di un abrazo cálido pero corto.
—Por fin llegaron chicos, estábamos a punto de empezar sin ustedes.—Miré a Max, éste me señaló, acusándome.—Mis sospechas eran ciertas entonces.—Rodé los ojos.
—De seguro están aquí como hace 10 minutos, no sean exagerados.—Los otros rieron. Me acerqué a ellos para saludarlos.
—Ya sabes como son esos dos, hazlo esperar un minuto y ya te arman pelea.—Me reí ante el comentario de Denis.
—Por cierto, ¿Qué trajiste esta vez para llenar nuestros estómagos?.
Y así se fue nuestra tarde, entre mucha platica tonta pero divertida.
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Oye, Katherine.
Non-Fiction-Oye, Katherine. ¿No nos vas a dar un besito?, es solo uno y te dejaremos pasar. -Yo..solo quiero...-Mi voz salió temblorosa. -Vamos, nos das un beso y te vas.-Su voz salió arrastrada, pero coqueta. -¿Y me dejarás pasar?-Mi voz sonó patética incluso...