Capítulo 2

541 55 1
                                    



Narra Max:

Estoy tan furioso ahora, hicieron llorar a mi esposo, mi niño adorado, y eso no lo permitiré, no pueden lastimarlo. Así que lo abracé con fuerza, lo dejé llorar sobre mi hombro y esperé a que se calmara para que pudiéramos tener una conversación sobre lo qué pasó.

- No podremos tener una familia, ¿verdad?

- Nat, tú eres mi familia, nuestros hijos solo vendrán a complementarla.

- ¿Y si por mi culpa no podemos tener hijos?

- Todo menos eso mi niño, quiero que te grabes en tu cabecita hermosa las siguientes palabras: ¡NO ERES CULPABLE DE LO QUE ELLA TE HIZO!

- Pero, ella cree que yo podría lastimar a mis hijos.

- Pero yo no, porque te conozco, sé que no eres una mala persona y que serías incapaz de lastimar a un niño, es una de las muchas razones por las que te amo.

Tardé tanto en convencerlo que él no es una mala persona y realmente me parece que no lo conseguí, esa entrevista lo dejó muy mal. Por esa razón, decidí que era mejor que camináramos a casa, así él despejaba su mente y lo llevé a almorzar a una cafetería que ama.

Después de eso seguimos caminando, pero fuimos al parque, no quería que se desmoronara de nuevo, así que matamos el tiempo. Fuimos a la pequeña laguna qué hay ahí y él me pidió dinero para poder alimentar a los patos que crían en ese lugar.

Nat es un niño metido en el cuerpo de un hermoso hombre; tener hijos, sería como tener una guardería en casa. No entiendo como alguien sería capaz de creer que él podría atacar a un inocente niño, cuando él mismo considera que nadie debe sufrir lo mismo que le pasó.

Este día, lo dedicaré por completo a mi esposo, quiero que se sienta amado y que no dude de mi confianza en él. Mañana habrá mucho tiempo de buscar una agencia de adopción en donde sea posible que no le pidan una evaluación psicológica, que para mí, no hace falta.

- ¡Amor mira! ¡Me pintaron un mapache!

Todo su rostro se veía muy divertido, con un ojo negro, con su naricita igual y esos bigotes que le colorearon. No pude evitar reír, casi lloro cuando lo vi tan feliz, y estoy seguro de que cuidaré esa sonrisa, no dejaré que nadie vuelva a borrarla.

- ¿Y tú? ¿No irás a trabajar?

- No, hoy quiero ir a la feria, hace mucho que no vamos...

- ¡SÍ! ¡Iremos a la feria! - Salta como un niño muy feliz.

- Bueno, ya vámonos...

- ¿Me comprarás un algodón de azúcar?

- ¡Caminemos de la mano y prometo comprarte lo que quieras!

Sonríe ampliamente, luego me agarra de la mano y de nuevo caminamos hasta la feria, que no estaba lejos de ahí. Llegamos; pero nuevamente no lo dejé comer nada, hasta que se subiera a los juegos que quería, me llevó de la mano por varios de ellos, mi niño tiene tanta energía.

Admito que subirme al carrusel me hizo sentir algo avergonzado; pero, cumplí con los deseos de mi Nat. Entonces, finalmente se cansó y decidió que fuéramos a comer; algodón de azúcar, papas fritas, algunos dulces de feria y comida saludable también.

- ¿Te divertiste hoy? - Pregunté cuando entramos en nuestra habitación.

- Muchísimo, gracias Max.

- Te amo Nat.

- Yo también, ¿Podemos dormir abrazados esta noche?

- Se cancela si no te lavas los dientes.

En realidad, siempre dormimos abrazados, así que no hay necesidad de que me lo pida, y me encanta su actitud infantil. Cuando ya nos habíamos alistado, nos acostamos muy cómodamente y diría que dormimos así hasta que amaneció, si no fuera por su grito que me despertó.

Narra Nat:

Hace mucho que Max no me llevaba a pasear de esa manera tan hermosa, me siento afortunado con mi esposo. Llegué tan agotado de este precioso día, que no pude pensar en hacerlo con él esta noche, por primera vez, solo quería dormir un poco.

Aunque las palabras de la trabajadora social no me lo permitía, la forma en que me pidió una evaluación psicológica. Incluso la manera en que dijo que no estaba segura de que yo no maltrataría a un niño, todo eso me daba vueltas en la cabeza una y otra vez.

Pronto me encuentro en aquel sótano donde mi madre me torturó durante seis largos años y empiezo a llorar. Pero, no era yo quien lloraba, si no un pequeño niño que estaba amarrado a un soporte, sin camisa y parecía muy asustado, trato de ir a ayudarlo; sin embargo, me detienen.

- ¿Me extrañaste Nat? - Susurra desde atrás de mí.

- ¿Mamá?

- ¡Me alegra que aún me reconozcas!

- ¿Q... Qué haces aquí? ¡Dijeron que habías muerto!

- ¿Muerta yo? ¡Si eres tú quien me mantiene viva, aquí!

Golpea mi cabeza con fuerza, así que rápidamente entiendo que su recuerdo en mí es lo que le da vida. Despierto de mi trance al sentir el primer latigazo arder en mi espalda, es tan fuerte que me hace caer al piso y duele tanto que me saca lágrimas.

- ¡El idiota de Max borró mi marca de tu piel! ¡Te haré nuevas!

- No, por favor no... Ya no me hagas daño.

- ¿Eso quieres? ¡Bien, toma esto! - Extiende su mano con el látigo. - Golpéalo - Señaló al niño.

- No, no lo haré...

- ¡Eso es todo, crié a un cobarde bueno para nada!

El pequeño grita por ayuda, me suplica que lo saque de ahí y yo estoy con el látigo en la mano, viéndolo con mucho dolor. No puedo hacerlo, no puedo causarle el mismo daño que ella me hizo, nadie mejor que yo comprende cómo se siente este niño.

- Golpéalo Nat... Hazlo sentir lo que yo te hice a ti.

- No, no puedo...

- ¡GOLPÉALO AHORA!

- NOOOOOOO - Despierto inmediatamente, sudando como si de agua se tratara.

- Nat, mi niño, mi amor, ¿qué pasa? - No podía decirle sobre mi pesadilla.

- Soñé que uno de los juegos donde me subí, se vino abajo conmigo sobre él.

Su mirada me decía que no creía nada en las palabras que acababa de decirle, pero tampoco me forzó a decir la verdad. Me acurruqué en su pecho tratando de no pensar mucho en esa pesadilla, en verdad fue horrible, yo no podría causarle ese daño a ningún niño.

A la mañana siguiente, vi muy activo a Max, estaba muy sorprendido, es que él generalmente no es así de apresurado para todo. Por la tarde fui en el auto que me compró, a recoger a mi papá con Anny del hospital, que hoy les dieron el alta y salieron muy felices con mi hermanita.

- ¿Estás bien principito?

- ¡Sí mamá! Solo estaba...

- Te ves muy preocupado, así que preguntaré de nuevo: ¿estás bien?

- No, anoche soñé con... Ella, otra vez estaba lastimándome y eso es porque...

Me atrevo a contarle a mamá Anny todo lo qué pasó ayer con la trabajadora social, ella me escucha sin interrumpirme. Mi padre también estaba en el auto, ambos lamentaron no haber logrado salvarme de eso demonio que por desgracia fue mi madre.

- Hola Nat, suegro, Anny, que bueno encontrarlos juntos. - Mi esposo aparece de pronto en casa de mis padres y eso me sorprende.

- ¿Max? ¿En qué momento llegaste?

- Hace poco... ¡Amor, contacté con otra agencia de adopción, les conté absolutamente todo sobre tu situación y dijeron que mientras cuidemos a nuestros hijos no habrá problemas!

- ¿Podemos adoptar ahí?

- Pronto tendremos a nuestros hijos, mi niño...

Siempre Estaré Contigo "MaxNat"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora