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Desde su último encuentro no deja de pensar en las palabras de Sanzu. Se desvía de golpe en la autopista, el alcohol en su sistema no lo ayuda mucho y pronto tiene lágrimas cayendo por sus lechosas mejillas coloradas; el frío de la noche lo acompaña en su ataque de ansiedad.
"Tú eres igual"
Pellizca su brazo varias veces hasta ver líquido carmesí. Su respiración está acelerada, cuenta mentalmente a diez mientras sigue maltratando la piel en un intento de distraerse.
Decide buscar consuelo en el bar que suele frecuentar. Los recuerdos bombardean su mente como recordatorio que jamás en su maldita vida, ni naciendo de nuevo podrá ser lo suficientemente bueno para él.
Tantea con manos temblorosas y pizcas de sangre su celular en sus bolsillos, buscando aquel número que jamás pensó llamar. Pero un vaso de whisky es puesto frente a él de la nada.
—Yo no pedí eso. —Su voz sale rasposa.
El chico que se encarga de preparar bebidas mueve su cabeza en dirección al fondo del lugar.
—De parte de Haruchiyo.
Siente escalofríos. Inui busca con su mirada borrosa por todo el lugar hasta dar con el chico de cabello largo, no sabe cuándo es que se movió pero al estar frente a frente toma de un sorbo todo el líquido ofrecido.
Se deja caer en la silla con pesadez mientras asiente decaído.
—Tenías razón.
—¿De qué estás hablando?
—Sabes de que estoy hablando, no te hagas imbécil.
La risa sin gracia se escucha sobre la música, está tan cerca de él; siente su respiración cortarse y cierra sus ojos cuando las luces neón calan.
Inui tiene ganas de vomitar.
—Seishu.
—De verdad no sabes cuánto te odio.
—Si tanto me odias, ¿por qué estás aquí?
Silencio.
— Te dijo que te amaba, ¿no es así?
Silencio de nuevo. Sanzu sonríe.
—¿Esto es porque le respondiste?
Siente su corazón apretarse.
—Sabes, hace poco recibí un mensaje.
Sanzu no conoce el espacio personal, él está sobre Inui; respirando pesado por su cuello, subiendo por la larga extensión hasta su oído.
—"Deja de envenenar a mi chico" —Dice en voz ronca y tan malditamente lento que se estremece por lo frío. —¿Podría considerarse veneno cuando busco tu felicidad?
