Era fin de semana.
Un viernes.
El pelinegro estaba recargado en el mostrador de la pastelería, eran las seis de la mañana y ya estaba totalmente presentable. Era el último fin de semana de las vacaciones de primavera, por lo que el trabajo se volvería demasiado demandante con su negocio.
Jeonsook normalmente tenía como descanso los días viernes, sábado y domingo, donde su hermana Jihyo tomaba su puesto de encargado.
La pastelería es el negocio que les fue heredado de sus padres, y del cual tenían buenos ingresos. A los dos hermanos les encantaba la repostería, y no tuvieron problema alguno por ese mismo interés.
Jeonsook había dejado sus estudios universitarios para dedicarse completamente al negocio, pues su hermana Jihyo tenía una familia a la cual prestar atención, y no podía descuidar a su hija, debido a esto se dividieron los horarios de la semana.
Pero como ya fue mencionado, el día de hoy sería una jornada pesada de trabajo, así que los dos hermanos asistirían.
La mañana transcurrió llena de pedidos por entregar. Demasiados pasteles salían por la puerta provocando un tintineo y las personas acudían a comprar lo que los refrigeradores exponían. Las cocineras estaban trabajando al máximo, además de los ayudantes y los repartidores. Woosik estaba de un lado a otro, cobrando las ventas y limpiando mesas sin parar.
Los hermanos encargados estaban por todas partes; recibiendo clientes, asesorando las presentaciones de los pedidos, administrando los recursos de la cocina, y cientos de responsabilidades más, que no los dejaban sentarse ni un solo minuto.
La pequeña hija de Jihyo estuvo toda la mañana en la pastelería, hasta que fue recogida por su padre para llevarla de vuelta a casa, mientras que Jihyo seguía trabajando en la pastelería.
La misma pelinegra, después de despedir a su hija por la puerta trasera del local, volvió adentro de la oficina con su hermano. Al entrar, observó como Jeonsook estaba revisando todos los pedidos de una forma tan concentrada, una calculadora y plumas estaban sobre el escritorio donde el pelinegro trabajaba.
Jihyo suspiró.
- Déjamelo Jeonsook, descansa un momento – ella misma se sentó en la otra silla de madera frente a su hermano, y quitó las hojas de sus manos – llevas toda la mañana trabajando, tómate unos minutos.
Jeonsook suspiró.
- Estoy bien Jihyo, sólo tengo un poco de hambre... no he comido nada aún.
- Por eso mismo, déjamelo a mí – sonrió.
- Oh... está bien, gracias – Jeonsook dejó la calculadora y estiró sus brazos, aun sentado – me duelen los ojos y eso que apenas comenzará la tarde.
- La última semana de primavera siempre es demandante – pausó – sabes que tu ... -
- No Jihyo – interrumpió.
- Ni siquiera me dejaste terminar Jeonsook – Jihyo soltó una risa cansada.
- Sé lo que vas a decir, lo dices cada año desde que somos encargados de la pastelería.
- No te cierres a las posibilidades Jeonsookie, aún puedes reanudar tus estudios y dejarme la pastelería, que comiences a hacer un camino para ti.
Jeonsook volvió a suspirar, cansado.
- Este negocio es mi camino ahora, Jihyo... soy feliz aquí, me encanta este trabajo – insistió.
- Pero yo sé – La pelinegra tomó las manos de su hermano, dejando las hojas de lado – que tienes otros intereses – susurró.
ESTÁS LEYENDO
Encontré a quien amar |Taekook|
Romance" ¿Me volverás a amar hasta el día de tu muerte?" "Y en cada una de mis siguientes vidas, si es posible..." - final alternativo / no hate por favor