Uno.

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Una promesa en pie.

4 de Abril de 1973. Doce días luego de las elecciones presidenciales le dieron la fecha a Jorge, un joven de 19 años nacido en el sur de su país; nació en un pueblo pobre, sus padres ambos campesinos y buenos cristianos; claro si se le puede llamar así a un hombre ateo pero muy educado y servicial, sobretodo preocupado de las desgracias de los demás. por otro lado su madre es una mujer esforzada que desde pequeños a Jorge y a su hermana les inspiró su devoción cristiana.

Una noche de invierno mientras cenaban Jorge anunció su evidente vocación diciendo:

-Padre... hoy estuve hablando con el Sacerdote del pueblo y...

-¿Don Rafael? -preguntó en hombre sin mayor interés.

-Si...

-¿Ocurrió algo?

-No, es sólo que yo... tengo ganas de...

-No saldrás con algo parecido a ''quiero ser cura'' ¿verdad hijo mío? -preguntó carismaticamente.

-Si, tienes razón... es una tontería padre.

Antes de que al chico se les apagaran todas las esperanzas de apoyo que había creado en su mente tras años y años de preparar esta importante noticia la madre interrumpió:

-¿Y si fuera así Luis?

-¿A qué te refieres mujer? -contestó asombrado.

-¿Y si nuestro hijo primogénito quisiera renunciar a todos los planes que le has inculcado de pequeño y en vez de ser un campesino ignorante como nosotros quisiera estudiar y ser un cura, te opondrías?

El hombre no contestó nada por algunos segundos, el silencio contestó a la pregunta que inteligentemente había empleado doña Clara para de alguna forma apoyar a su hijo.

-No importa padre, no es necesario que respondas... después de todo es una estupidez -le dio a conocer al hombre portando una sonrisa.

-¿Acaso no apoyarías a tu hijo? o ¿es qué quieres lo mismo que has vivido para tus hijos? -preguntó doña Clara.

-¡Ya basta madre! -gritó el chico destrozado el chico con lágrimas en los ojos por la indiferencia de su padre- sólo fue una estupidez, una idea loca, algo sin sentido.

-¿Sin sentido? -preguntó al aire el señor- ¿qué es lo que en realidad tiene sentido? ¿ser un campesino idiota que vive de lo que caiga de la mesa de sus patrones o de lo que le den como recompensa?

-Padre no es necesario que tú....

-Dime... me odias por no tener el dinero suficiente para comprar una casa más grande y llenarlos de comodidades.

-Claro que no, tú... tú eres mi...

-Y me odiarías más aun si no pudiera pagar tus estudios en un seminario.

-No... sólo fue una idea tonta... yo...

-Hijo mío... ¿esto es lo que de verdad deseas?

El pequeño no contestó nada y secando se las lágrimas asintió con la cabeza.

-Ese cura idiota tendrás que cosechar lo que sembró en tu cabeza Jorge -rió y tocó la cabeza del niño- yo acepto con sólo una petición.

-¿Cuál papá?

-Tendrás que prometer ser el mejor sacerdo... el mejor Papa del mundo y cundo estés en lo alto haciendo milagros y rodeado de joyas vendrás a visitar a tu pueblo y le darás un abrazo a tu padre, ¡Como Dios manda mierda! -se levantó y abrazó a su hijo, un abrazo sincero y duradero.

Jorge lo único que hacia era llorar de alegría y repetir:

-Lo juro... lo juro... padre lo juro...

Luego de diez años recibió un llamado del Monseñor Gonsaléz, desde el primer momento supo de que se trataba. Tenía miedo. Miedo de no ser el indicado para tal cargo, y si sólo es un capricho mío que he llevado a cabo por temor a la desaprobación de su familia o qué tal si lo fuera a hacer mal o se equivocara, todas esas preguntas lo atormentaban hace algunas semanas.

-¡Hijo! la paz sea contigo -saludó el viejo sacerdote.

-Y con su espíritu. Pero dígame, ¿qué se le ofrece?

-Dime ¿cuantos años llevas de diácono? -preguntó el obispo.

-Sólo algunos meses, monseñor -contestó tituviando.

-Haré como que no oí eso, ¿correcto Jorge?

-Si, monseñor. Pero dígame, ¿cuál es el motivo de su llamada?

-4 de Abril, hijo.

-¿4 de Abril? -remedó el joven.

-Eso dije.

-Creo que no entiendo.

-Ese día será tu ceremonia. Te ordenaré sacerdote.

A continuación el chico perplejo por el anuncio del Monseñor Gonsalez, comenzó a sudar.

-Son sólo 3 días.

-¿No te parece fantástico?

-Si, monseñor. Claro que si.... es sólo que yo esperaba poder darle la noticia a mi familia. Usted cree que me pueda dar una semana más? -preguntó Jorge.

-¡Hijo! eso es mucho tiempo, ¿acaso esto no es lo que siempre has deseado? además recuerda, el tiempo es...

-Un regalo de Dios monseñor, eso he escuchado toda mi vida.

-Y aun no lo aprendes, el tiempo es un regalo de Dios y muy valioso para ser desperdiciando.

-Se lo suplico monseñor -levantó la propuesta el joven con la leve esperanza de que fuera a aceptar.

-5 día Jorge.

-¿Eso es un si? -preguntó feliz.

-Así es chico despistado... cuídate mucho y salúdame a tu padre.

Luego de terminar la conversación con su mayor procedió a comprar los pasajes hasta San Jacinto. La única manera de llegar desde Santiago a San Jacinto es en tren, un viaje de dos días; sólo le quedaría un día para estar en su lugar de nacimiento y dar a conocer la nueva buena, podría ver a su hermana que según recuerda debe tener ya doce años, también a su madre y a su padre al cual ya le estaba cumpliendo aquella promesa que empleó hace años.


La última confesión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora