Capítulo 20 - Cuento de hadas

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Me duele la cabeza como si tuviera algo clavado en ella, estoy mareado y algo confundido, no veo nada, al parecer mis lentes no están en el lugar de siempre ¿Por qué estoy en mi habitación? Recuerdo haber estado nadando con Liam, recuerdo que jugábamos, también recuerdo su pulsera y que la tome del fondo, lo último que recuerdo fue la luz del sol atravesando el agua mientras mi cuerpo se dirigía al fondo.

Me logro sentar con dificultad en mi cama, veo solo siluetas y nubosidad ¿Dónde estarán mis lentes? Un momento... de seguro los dejé en la piscina o como sea que llegué a mi habitación, lo más probable es que se hayan perdido. Alguien está acostado a mi lado, de seguro es Carlos, así que lo muevo para que me ayude, creo que se despertó.

-- ¿Puedes darme unos lentes? Están en el estuche gris que está en aquella mesa. -- No recibo respuesta, lo cual es extraño a Carlos le cuesta permanecer callado.

Cuando ciento que regresa a la cama y se acerca, por un segundo creí que era Liam, pero eso no puede ser, cuando coloca mis lentes y mi vista se aclara en efecto es él, sin camisa, con una carita triste, pero animada y sin camisa. ¿Ya dije que no tenía camisa?

--¿Qué haces aquí? ¿Qué me pasó?

-- Te desmayaste en la piscina y casi te ahogas. -- Su voz está algo decaída.

-- ¿Casi me haogo?

-- Si, por suerte te pude sacar a tiempo.

-- ¿Qué te pasó a ti? ¿Por qué esa voz tan triste? -- Me mira fijamente por un momento antes de contestar.

-- Sentí que te perdería.

-- ¿Qué me perderías?

-- Si... -- Muerde su labio inferior. -- ¿Sabes? Tenía tanto miedo de que te pasara algo, no reaccionabas y después Krits y un tipo loco te raptaron del hospital, verte en esa silla de ruedas inconsciente me...  -- Sonrío sutilmente.

-- Gracias por preocuparte por mí, pero lo que pasó no es tu culpa, así que cambia esa carita. Recuerdo una cosa que me dijiste antes de que pasara todo, recuerdo que me dijiste que te gustaba, pero no fue como las otras veces que se notaba que solo era para molestarme, estaba vez se escuchó real.

-- Porque lo fue y siempre te lo diré, me gustas, me encantas, me vuelves loco. -- En esa última frase acerco y rosó su nariz contra la mía. -- Aléjate, ya regresaste a ser el fastidioso de siempre.

-- ¿De Siempre?. -- (Solo soy así contigo).

-- Tonto.

-- Prométeme que me... -- Su voz paso a tras fondo cuando muy sutilmente observe su abdomen marcado y sus grandes pectorales los cuales eran seximente adornados por sus pezones, esa parte que lo rodea un poco más oscura que el resto de su piel hace que el aire se escape por mi boca, ¡Carajos! Definitivamente me gustan, me gusta este chico. -- Eyyyy, ¿Me estás escuchando?. -- Me reclama.

-- Si, ¿Qué me decías?

-- ¿En qué estás pensando o te sientes mal? ¿Quieres que busque un doctor? El doctor de mi familia es muy bueno.

-- No... Cálmate, solo me distraje, no pasa nada.

-- Ok, pero si te sientes mal no durare en volverte a cargar y llevarte al hospital.

-- ¿Me cargaste hasta el hospital?

-- No hasta el hospital, solo de la piscina a tu camioneta y de la camioneta a urgencias.

-- Wow, mi héroe, pero ahora dime ¿Qué me estabas diciendo? -- Se acercó a mí y me tomo de las mejillas.

-- Prométeme que sin importar lo que pase, siempre tendrás presente que te amo. -- Eso me dejo en shock, una cosa es que me diga que le gusto, pero que me ama, si apenas nos conocemos. -- No pongas esa cara, promete que si pasa algo, siempre vas a recordar que me gustas, que me gustas mucho y que estoy enamorado de ti, por favor prométemelo.

AkuatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora