5. La ayuda

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Ella estaba feliz.

Muy feliz, ella y su hermana habían estado solas mucho tiempo en esa casa cálida, claro, con su padre, que había puesto su magia en sus venas, que les había dado la vida, que las amaba incondicionalmente y daría su vida por ellas, pero los tres sabían que hacía falta alguien más en ese pequeño clan, la última pieza, el último integrante de esa bonita familia poderosa y fuerte.

Alguien que, gracias a los dioses, ya estaba allí.

Su hermano era tierno, muy tierno, pero realmente inteligente y especial, ella no tenía que conocerlo de toda la vida para saberlo a ciencia cierta.

Él había estado solo muchísimo tiempo, lo comprendía tanto, incluso aunque ella no hubiera pasado por nada parecido, sabía que el bosque era un lugar lleno de muerte de los de su especie e incertidumbre eterna, por eso sabía que él se asustaba de todo, sabía por qué su familiar lo protegía tanto.

Su hermano también se incomodaba con la gente, cuando algún extraño le hablaba, si había mucho ruido, o estaban rodeados de desconocidos, le daba pena hablar de magia, o de cualquier cosa que tuviera que ver con él o su ajetreado y trágico pasado, y aun así estaba allí con ellos, tratando de integrarse, tratando de conocerlos, de tenerles estima, quererlos como ellos lo querían.

Porque claro que lo querían, desde el primer momento cerca de él, cerca de su inefable esencia, de su aura divina, es decir, era su hermano, la sangre en sus venas lo llamaba, quería que estuvieran reunidos, era lo que lo  había hecho llegar hasta allí.

Y esperaba no tener que separarse de él nunca, con tan solo un vistazo a sus brillosos y celestiales ojos azules, pudo notar que su hermano era diferente.

Muy especial.


─── ∙ ~☆~ ∙ ───


Louis estaba algo confundido, bueno, demasiado confundido.

Ese día había empezado tan normal como los pocos que había estado allí, en Sigrid.

Había desayunado con Björn, Lena y Astrid en la acogedora cocina, con su agradable compañía que por alguna extraña razón lo hacía sentir para nada solo, y después ellas lo habían acompañado un rato mientras curioseaba qué había en la sala y los cuartos del primer piso que no había tenido oportunidad de explorar, aunque no encontró nada muy importante realmente.

Alfa y beta habían hablado con él sobre algunas cosas sin mucha relevancia y le contaban lo que ellas hacían en el día a día y hasta le habían prestado libros del alfa brujo que las habían ayudado a controlar un poco mejor sus poderes cuando apenas habían llegado, cuando estaban en la misma situación por la que él estaba pasando en ese momento.

Nuevo en esa extraña familia, en medio de una más extraña oscuridad y sin saber qué hacer para prender una antorcha y poder ver más claro su camino de vida, su propósito.

Pero más o menos a las doce del día, para él fue mucho tiempo de estar en la casa y quiso salir un momento para despejar su mente y no sentirse tan abrumado, así que decidió jugar un rato con Galt.

Y claro que no había sido solo un momento afuera pues el familiar de Lena y el de Astrid se habían unido a ellos, como si él, con su sola presencia, los atrajera cual imán, y decidió jugar con ellos también porque parecían más aburridos que él.

Estaba muy feliz, riendo porque el lobo de Lena lo había tirado al no medir su fuerza, claro hasta que sintió una presencia cerca de él y luego escuchó una voz femenina y muy impactada hablando.

Runaway [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora