7. El inicio de algo más

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Ese día no tenían entrenamiento.

Sus hermanas estaban agotadas y él no se quedaba atrás, toda esa semana habían estado sin un respiro, habían estado entrenando sin descanso y no tenía ni tiempo para respirar con tranquilidad o de dormir completamente o pensar en algo más que no fuera esa larga guerra y el final que se avecinaba lentamente y que lo tenía más estresado que nunca.

Aun así él quería aprovechar ese día para salir con Galt.

Hace mucho no volaban como solían hacerlo, ya no tenían que huir y eso era bueno, pero extrañaba sentir el viento en su cara y la sensación de sentirse el amo del mundo, volando alto, sin preocupaciones, sin nadie a su lado porque las personas aun no le terminaban de agradar del todo para poder estar con alguien en ese momento tan especial.

Dejó una nota en la puerta de su cuarto, avisando a su nueva y extraña familia que iba a regresar a medio día o un poco después, y luego salió de la casa en silencio, sacó a su bestia del granero en donde había estado viviendo con los otros familiares, se subió en él y luego emprendieron vuelo hacia el sur.

Vio el hermoso y rosado amanecer entre las prominentes nubes que se fueron quitando progresivamente mientras más se alejaba del reino y unas horas más tarde, ya con el sol brillando alto en el cielo en su máximo esplendor, llegó a una planicie verde y brillante en la que más allá, muy a lo lejos se alcazaba a ver un barranco que daba a un salvaje, estruendoso y negro mar que seguramente sus enormes olas te hundirían en el momento que tocaras el agua, algo que claramente no planeaba hacer.

Se sentó en la orilla de este enorme acantilado con los pies colgando, respirando el aire puro de la naturaleza rodeándolo y con el aroma a sal llegando hasta él, picando su nariz y haciendo que quisiera estornudar.

-Creo que después de todo no estuvo tan mal habernos quedado - le habló a su bestia, quien solo lo veía en silencio y él quiso imaginar que estaba de acuerdo -Y vamos a ayudar a liberar estas tierras de los dominio de Vanja de una vez por todas.

Siguió hablando con él aun sabiendo que no tendría respuesta, era como una forma de desahogarse, así había sido durante años, había estado tan solo por tanto tiempo y se hubiera vuelto loco sin eso.

-Y encontramos gente que nos acepta.

Le dijo pensando en Björn y el esfuerzo que hacía para hacerlo sentir parte de su familia y en Lena, que parloteaba sin cesar de cosas que a veces no entendía y en Astrid que la callaba si él se sentía abrumado y le sonreía con algo de cariño fraternal, como si lo conociera de toda la vida, como si supiera todo lo que estaba pasando en su interior, haciéndolo sentir seguro cerca de su presencia, haciéndolo sentir para nada solo, como nunca antes.

Y aunque le gustaba esa nueva calidez que sentía en su pecho, también le aterraba un poco.

- Lamento no haber encontrado a alguien como tú, Galtie, pero te prometo que tan pronto como podamos, iremos con los elfos para que conozcas a las criaturas que Liam dice, tal vez sirva de algo.

Galt asintió feliz y después se quedaron en silencio escuchando solo la marea romper con las rocas al fondo de ese enorme barranco por un rato, y perdió la noción del tiempo en el aire que le daba en la cara, el sonido del agua y esa calma que tanto había extrañado en esas semanas de entrenar y entrenar y nada más que la guerra.

Volvieron después de dos horas, tal vez más, de haber estado allí y bajaron en un riachuelo unos kilómetros antes de llegar a Sigrid para que Galt tomara agua.

Aquí fue cuando las cosas se pusieron feas.

Estaban ambos con la guardia baja, con la bestia refrescándose en el lago y Louis perdido en la magnificencia de la hermosa naturaleza a su alrededor cuando alguien habló a sus espaldas haciéndolo sobresaltarse.

Runaway [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora