Capítulo 4

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—Wei WuXian!!

Se escuchó gritar sonoramente en el distingido Gusu, espantando a las aves que cruzan por ahí.

Y es que para el maestro barba de chivo era algo ya imposible de soportar. Todos los días que da sus respectivas clases matutinas a los jovenes discípulos no falta los demostrativos de amor de la apegada y joven pareja que raramente se les ve separados.

Incluso en clases, Wei WuXian siempre estará molestando a su Alfa.

Ya sea jalando su cinta, tirandole algunos papelitos con frases desvergonzadas; incluso uno que otro susurro provocativo. Y esto sí que era algo realmente agobiante de ver para el maestro de secta Lan Qiren.

A tal punto que había alzado la voz, quebrando una que otra regla.

—Joven Wei, por su comportamiento deberá de copiar más de cinco veces las adecuadas etiquetas, y no se atreva a refutar contra esto—le comentó, viéndole fijamente—será supervisado por el joven FengMín—habló, dando media vuelta, dispuesto a proseguir con las clases.

Al escuchar eso, Wei WuXian suspiró, sabía bien que no podía quejarse. Así que simplemente se levantó de su asiento, despidiéndose en un susurro de su pareja antes de voltear a ver a FengMín y acercarse a él con una sonrisa.

Sintiendo por la marca en su cuello cómo su Alfa le decía claramente que no podía ir.

Se detuvo brevemente, y usando su conexión le indicó que debía de ir si no quería que su tío le castigará aún peor, obligandole a copiar más de cinco veces las clases de etiquetas.

Y obviamente no quería eso, nop gracias, él pasa.

Más su Alfa no daba el brazo a torcer.

Pero no esperaba que su Alfa se levantará de su asiento, con el ceño fruncido y viendo fijamente a Lan Qiren, con razones obvias de quejarse.

Cosa que fue notada por el maestro de secta.

—WangJi, ¿hay algo que quieras decir?

—Shufu, la supervisión, yo..

—Se lo que dirás, no hace falta. Así que vuelve a tomar asiento, ya he tomado mi desición, joven Wei retírese, joven FengMín se lo recomiendo y todos presten atención al frente—exigió sin dar tregua alguna.

Y así fue, sin opción de quejarse, simplemente se fuerón del salón central para ir hacía un armonioso pabellón. Donde todo está preparado para la disposición del castigo.

Habiendo un sólo escritorio, además de un armario lleno de libros con todos los saberes de etiqueta.

—FengMín—llamó, alargando con un puchero el nombre del otro.

—Lo siento Joven Wei, pero son ordenes del maestro Qiren—sonrió levemente, alcanzandole el pincel para que comenzará.

Suspirando, se dispuso a transcribir los textos con ayuda del pincel en la blanca hoja, balanceando con agilidad y suavidad, definiendo con flexibilidad cada carácter escrito que empieza a formar la reglas de lo que debía de saber con respecto a su futuro matrimonio con Lan Zhan.

Y sin poder evitarlo, una sonrisa se plasmó en sus finos y regordetes labios.

Así pasaron un par de horas en el que el Omega se dispuso "obedientemente" a escribir lo correspondido mientras su vigilante lee tranquilamente un libro de poesías; viéndole de reojo de vez en cuándo.

—Wei-Xiong creo que ha trabajado lo suficiente, por favor tome un descanso—ofreció, cerrando su libro con una agradable sonrisa.

—Al fiiin! gracias por apiadarte de mí, estar quieto en un solo lugar sí que no es lo mío—habló, estirando su cuerpo con cuidado, bostezando.

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