Capítulo 8

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la pérdida de un sólo ser querido en sí es doloroso; ahora, ¿qué tal si fueran todas las personas conocidas cercanas a ti? Aquellos seres que estuvieron mucho antes que tú, donde hasta tus antepasados descansaban.

De todo aquello no quedar absolutamente nada.

Incinerado hasta la médula, fue como Lotus Pier quedó. Donde los únicos que lograron preservar sus vidas fueron los jóvenes herederos Jiang en compañía del discípulo principal.

Sin embargo, cuando los muertos desaparecen, los que cargan con el dolor serán los vivos, incluso si los fallecidos pasan a una mejor vida..

¿Qué hay con quienes se quedan?

El dolor.

La angustia.

El rencor.

Sentimientos que se encuentran una vez la mentalidad humana se detiene a pensar profunda y detenidamente en las pérdidas y ganancias obtenidas en el transcurso de la vida.

Incluso sí lo sucedido a la secta Jiang fue injusta, no es de dudar que la venganza por los crueles actos cometidos llegará. Sí el ave fénix renace de las cenizas aún más hermoso y glorioso que su entorno anterior, lo mismo sucederá con quiénes cargan con el peso de justicia en sus hombros, quienes llevan consigo los sentimientos de otros enlazados con los mismos. Brillarán en magnificencia infinita.

Convertir aquellos sentimientos en un arma solidificada que lleve a una victoria contundente, donde la venganza sea el factor principal para darles un descanso eterno a los caídos y conmemorar sus memorias; otorgarles el descanso que merecen.

Es lo que Wei WuXian hará, aún si perece en el acto. Vengara en compañía de su hermano a la secta que le brindó un hogar, a quienes le dieron la bienvenida y compartieron situaciones drásticas y de disfrute.

Lo harán.

Ahora podrán estar ocultándose de los perros Wen que andan al acecho, en busca de sus pellejos; sin embargo, el que ríe de último ríe mejor.

La situación ahora es desfavorable para el joven Omega con vientre abultado y su hermano en estado de schock por lo ocurrido a su hogar y padres. Wei Ying sabe que debe de cuidar y proteger con su vida si es necesario a sus hermanos de crianza, fue la última promesa que les pudo hacer a ambos líderes de secta y él lo hará; cumplirá su promesa.

Jiang Cheng, espera aquí, iré por municiones.

Fue lo único que pidió antes de partir rumbo a un puesto de comida cercano a los callejones de donde se encontraban escondidos. Sin embargo, cuando volvió, no había nadie.

Temiendo por la vida de su hermano y su seguridad, dio trote de regreso a la destrozada secta. En silencio se escabulló mientras observaba toda la ruina que era lo que alguna vez fue la alegre y vivaz secta Jumeng Jiang.

Mirará por dónde mirará, lo único que hallaba eran cadáveres.

Con nervios, llevó una mano a su vientre para masajearse en un intento de reconfontarse después de sentir cierto dolor en su parte baja. En cuanto menos lo sintió, una mano se encontró en su hombro mientras le indicaba que hiciera silencio.

Escuchando el nombre de su cómplice, rápidamente recordó que en cierto modo era alguien conocido.

—Joven maestro Wei—murmuró suavemente—yo le a-ayudaré a rescatar el c-cuerpo del joven amo Jiang y, entregaré l-los restos d-de los líderes Jiang.

—Bien, estaré esperando, Wen Ning.

Sin más, se mantuvo escondido, en espera de encontrar a su hermano. Aunque desconfiaba un poco de aquella persona por ser perteneciente a la secta que destrozó a su familia, debía de ser paciente y confiar.

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