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Empezaron mis vacaciones, ¿será que mis padres han decidido llevarme a otro país?. En fin, solo quiero salir de mi casa y distraerme.

Necesito superar la pérdida de uno de mis tíos más cercanos, y que él, a diferencia de los demás estaba conmigo, incluso solía jugar conmigo. Teníamos mucha confianza y lo extraño, lo extraño muchísimo.

— ¡Amor!, te tenemos una sorpresa, ven, yo sé que te encantará - comentó mamá.

— Obvio, siempre le gustan los regalos de papá - sonrió orgulloso.

— Vale, y ¿qué es eso que guardan tanto misterio? - pregunté.

— ¡Este año te llevaremos a Mallorca! - dijeron en unísono.

Casi lloro de la emoción. Corrí hacia ellos y nos fundimos en un ahogador abrazo de oso.

— Pero no te emociones, pequeño saltamontes. Primero debemos cerrar la venta de la finca de tu tío. Sé que son nuestras fibras sensibles, pero hay que hacerlo, porque así lo decidieron los herederos. — me miró un poco afligido.

— Está bien padre, es tu trabajo, lo comprendo - respondí igual y fui a mi recámara.

Para empezar tenía que arreglar toda mi ropa, que con este fin de semestre y toda la locura que trajo consigo, dejé esto como si un huracán hubiera pasado por aquí. En fin tengo que arreglarlo para darme idea de qué sería mejor opción llevar de viaje.

No quisiera que vendieran esa finca, es muy linda, es un precioso lugar, solo que realmente no sé si me sentiré igual con la ausencia de ese ser tan gruñón y agradable a la vez...

¿Dónde está Antonio?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora