Beltane

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Raelle fue obligada por Tally a asistir al Beltane.

Eso era algo obvio. Nadie tenía que decírselo y le quedó más que claro al ver a la rubia bebiendo en una mesa sin acompañante.

Todas las brujas estaban emocionadas como colegialas alborotadas por las hormonas y aquella práctica le parecía algo cuestionable. Incluso los hombres iban a por cualquier chica para satisfacerse en aquellas celebraciones.

Cómo si fueran animales asechando a sus presas. Presas que tomarían una vez y luego dejarían.

Quizá toda esa idea venía de que ella jamás vivió con padres militares que le enseñaran sobre esas costumbres. Sobre como su sexualidad podría potenciar sus poderes. Fue todo un shock cultural cuando sucedió el primer Beltane para ella, mucho antes de recibir su misión de acercarse a Raelle.

Durante su entrenamiento básico se la había pasado encerrada en su habitación practicando sus cantos. Incluso sus compañeras de unidad se habían molestado con ella por no participar en la festividad. Pero no podía importarle menos. Había aparecido uno que otro chico tratando de flirtear y a todos los encontraba tontos y demasiado patéticos.

Para ella la monogamia era algo normal y algo que esperarias encontrar. Sus padres no tenían esa cosa de un contrato por cinco años. Tenían una unión eterna según sus palabras. En la salud y enfermedad.

Así que ahí estaba ella.

Mirando a Raelle quien si era hija de una militar, ignorando a los chicos que se le acercaban con intenciones lujuriosas. Raelle no era como las demás brujas. No estaba emocionada por acostarse con la primera chica o chico que se lo ofreciera. Incluso si fueran en multitud hacia ella los rechazaría. Tenía esa expresión indiferente que solo se iba cuando miraba a Tally o a Abigail emocionadas con sus conquistas. Pero no las miraba de una forma especial. Solo estaba divertida por sus hermanas.

Incluso al momento en que inició la música, parecía más interesada en querer comer. Aquello hizo a Scylla sonreir porque se parecía mucho a ella. Una chica que iba contra corriente mientras Tally la tomaba de la mano para ir al baile.

Raelle era hermosa. Era bonita como una estrella brillante y su sonrisa le hacía a si misma encontrarse con una expresión feliz.

Era su misión.

No se suponía que debiera tener sentimientos de esa clase.

Pero tampoco podía ignorar el cúmulo de celos que se estaba formando en su estómago cuando miraba a Raelle bailando con un montón de hombres y mujeres que buscaban su liberación Sexual. Se imaginaba a Raelle cediendo, yendo a su árbol a disfrutar con alguien más y eso le hacía querer vomitar. Podía verlos. A uno que otro chico tocando a Raelle de la cintura o acercando mucho sus rostros hacia ella, abrazándola y mirándola como si buscarán conquistarla.

Cómo parte de los Necro, Scylla no tenía que participar en el Beltane. Incluso tenía clases más tarde. Vio el baile a la distancia de aquello en lo que ella jamás había querido formar parte. Y miro a su novia... Bueno, su algo no claro. Bailando y luciendo condenada mente atractiva. Se pregunto cuántas personas ya la habían visto como un objetivo y una pequeña sonrisa apareció en sus labios.

Porque ella misma lo había visto. Aquello que le devolvió la calma.

La memoria de una noche en su propia habitacion. La marca de bruja en la proximidad de la intimidad de Raelle, con un color virginal que hizo su corazón dar un vuelco la primera vez que pudo poseerla.

-¿Estás segura?

Había preguntado. Y era una pregunta fuera de lugar. Porque implicaba que a la peli negra le interesaba el consentimiento de Raelle más que hacerla suya. Le importaba respetarla. Y aquello era un paso hacia Raelle, no hacía la ola.

Un sentimiento de culpa la golpeó cuando consiguió que Raelle confirmara su desición. Culpa por engañarla. Culpa por obtener aquello que era tan especial. Para las demás brujas era algo insignificante. Pero para Scylla era importante la primera vez. Y ella era la primera vez de la rubia.

Si solo lo hubiera sabido antes, quizá lo habría hecho más especial. Porque Raelle era condenadamente encantadora. Era comprensiva y divertida y le hacía sentir en casa. Era su hogar y le hacía cometer estupideces. Muchas idioteces como querer huir de la milicia y la ola. De las guerras y los civiles sin poderes.

Scylla miro una vez más a Raelle antes de entrar a las instalaciones Necro para su clase. Antes de que todos comenzarán a llevar a sus parejas a un lugar apartado. La miro de la mano con un chico al que reconoció como el amigo de Porter, y no estaba segura de por qué, pero se permitió confiar.

La marca brillante de Raelle le pertenecía. Nunca había sentido algo como eso, querer poseer a alguien. Y ciertamente, si alguien supiera que deseaba adueñarse de ella, sería vista como infantil. Incluso como algo anti natural.

Su cultura les decía que se casarán con alguien con contratos de cierta cantidad de años, conseguir aumentar las tropas y mantener la pureza de la sangre de brujas. Pero para Scylla, era más natural querer estar con Raelle, firmaría ese contrato de cinco años cada vez que caducará y siempre lo haría con la misma convicción.

Aquellos sentimientos que vienen de cometer múltiples errores. Como iniciar una relación con la chica a la que solo debía acercarse.

Cómo abrirse sobre su pasado con su misión.

Cómo pensar en huir con Raelle.

Aquellos errores que ahora eran más como una bendición.

Scylla se encontraba usando su bata blanca en el laboratorio Necro. Mirando a un cadáver al cuál reanimarian con la energía del Beltane. Su cuerpo estaba presente, pero su mente solo tenía una idea brillante. Una ilusión tan feliz que la hacía sonreír de forma inconsciente.

Ella podía verse con Raelle Bailando. Disfrutando de esa festividad absurda. Bebiendo y cortejandola hasta que por fin consiguiera llevarla a su árbol, pondría una carpa y se quedaría con ella toda la noche. Podía imaginarlo. A su preciosa novia disfrutando de su cercanía, de sus caricias y sus besos. Y aquello le hacía sentir que quizá, lo único que necesitaba para disfrutar del Beltane era a Raelle.

Motherland fort Salem One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora