uno.

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aquel día era especialmente cansador, había trabajado todo el día

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aquel día era especialmente cansador, había trabajado todo el día.

claramente, ser el líder de una mafia como lo era toman no era nada fácil.

caminaba tranquilamente por el parque, ignorando el frío que traspasaba su ropa y calaba sus huesos. no podría quejarse, al fin y al cabo, él era quien había decidido salir sin abrigo.

sacó su teléfono para averiguar la hora. las cinco y media de la tarde, ya era tarde. pronto tendría que reunirse con draken para hablar de temas bastantes importantes sobre un traidor en la toman.

un sollozo interrumpió su caminata, no le prestó atención, no hasta que notó que era el llanto de un niño. caminó hasta los juegos del parque, y allí notó que, en uno de los juegos, había un niño limpiando sus ojitos con sus puños, sin dejar de sollozar y abrigando con una simple manta fina, desgastada y verde que estaba siendo utilizada como capa. claramente el niño había salido temprano, si no no explicaba como dejarían salir a un niño tan tarde y en una camiseta sin mangas.

—oye, ¿estás bien? —habló al niño, poniéndose de cuclillas a su lado.

el pequeño le observó con miedo, probablemente sus padres le habían dicho lo de "no hables con extraños", pero el niño pronto dejó de observarlo así y sólo le miró con desconfianza.

—estoy perdido… papá me dijo que podía jugar en la plaza que está frente a mi casa —frenó con el fin de limpiar sus mocos, y mikey aún le oía—, p-pero unos niños me trajeron hasta aquí con los ojos tapados para que después no pueda ver el camino a casa.

manjiro admitía sentirse un poco mal por ello, al fin y al cabo, cualquier enfermo podría llevarse al niño perdido.

—¿cómo es tu casa? —preguntó, suponía que el pequeño azabache no sabía la dirección de su hogar, si no ya habría preguntado y se habría ido solo.

—vivo en un departamento con papá… es un edificio blanco y-y tenemos muchas flores delante, y hay un negocio de mascotas al lado.

¿un negocio de mascotas al lado de un edificio blanco? solía pasear por allí, así que ya sabía a donde se refería el niño.

—prometo no hacerte nada, ¿sí? es más, si quieres puedes decirle a cualquier otra persona que pase por aquí que un señor te está llevando a tu hogar, así sabrán que si algo malo te pasa, es mi culpa —sonrió. el niño limpió sus ojos por última vez y se paró de donde estaba sentado.

él hizo lo mismo, y comenzó a caminar, pero pronto se dió cuenta que el niño no estaba a su lado.

—¿eh? ¿no vienes?

—papá siempre dice que debemos ir de la mano —él estiró su manito, y comenzó a moverla esperando su agarre.

nunca fue una persona que adorara el contacto físico, siquiera de manos, pero aceptó el contacto sólo por el niño que ahora le observaba con el seño fruncido. si antes se veía tierno todo lleno de lágrimas y con sus mofletes sonrojados, ahora se veía serio.

el paseo hasta el edificio se basó en preguntas por parte del niño, preguntas que cualquier niño haría, como «¿te gustan los animales?», «¿tienes novia?», «¿de qué trabajas?», «¿a dónde va ese señor?», y mucho más.

la caminata no duró mucho más hasta que comenzaron a oírse unos gritos.

«¡naoto! ¡naoto!», gritos claramente desesperados de una voz masculina.

el azabache más pequeño sin previo aviso se soltó de su agarre y corrió hacia los gritos, él le siguió el paso.

allí, en el parque que estaba frente a un edificio blanco, había un hombre azabache llorando mientras otro chico de cabellos negros también parecía estar al borde de un ataque de nervios. ambos gritaban naoto, y pronto el niño se unió a sus gritos con un «¡papá, tío!».

así que se llamaba naoto…

—¡naoto, por dios, casi muero de la preocupación! —el que suponía que era padre, lo abrazó con fuerza mientras lloraba.

—ya estoy bien… ¡ese chico me ayudó! —naoto lo había señalado a él, y las dos miradas adultas se posaron sobre él con un poco de desconfianza.

no los culpaba, cualquier desconocido que esté con tu hijo se merece una mirada de desconfianza aunque no haya hecho nada malo. levantó su mano y saludó vagamente. se dió la vuelta con el fin de irse.

—¡o-oye!

sin embargo, el padre de naoto lo había llamado. no solía responder a los llamados e ignoraba olímpicamente a todos, pero en ese momento hizo una excepción.

—mi nombre es takemichi, gracias por haber cuidado de naoto —iba a responder, pero una tela frente a su rostro no lo dejó—. por favor, acepta el abrigo. se ve desde lejos que está titilando por el frío.

obviamente, rechazaría la oferta…

pero cuando cruzó mirada con aquellos ojos celestes, no pudo decir «no».

había decidido que aceptaría aquello para que luego tenga que devolverlo a su dueño, y poder ver esos ojos nuevamente. tomó el abrigo y habló—. te lo devolveré, muchas gracias —y, ahora sí, sin interrupciones ni nada, pudo ir a su casa nuevamente.

ni siquiera se había puesto el abrigo, todo el frío había desaparecido cuando sintió esa extraña calidez ocasionada por aquellos ojos oceánicos.

ni siquiera se había puesto el abrigo, todo el frío había desaparecido cuando sintió esa extraña calidez ocasionada por aquellos ojos oceánicos

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soy una persona a la que le gusta el cliché de wattpad y me cuesta crear historias que vayan de a poco, sorry not sorry.

PD: tenía ganas de mostrarle esto a alguien…

PD: tenía ganas de mostrarle esto a alguien…

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no sé si reír, gritar, emocionarme o llorar.

naoto. mitake.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora