Prólogo

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Hana quedó impactada.Murasakibara estaba tendido en el piso mientras Akashi tenía una mirada de superioridad.
-Yo soy absoluto y mis órdenes deben ser cumplidas.Desde hoy ninguna persona que no me sirva me mirará a los ojos.Así que Hana, te ordeno que desaparezcas de mi vista y te prohíbo que te acerques a mí, ya no me sirves.- Todo el equipo miró con lástima a la pelinegra y ella quedó inmóvil mientras sus ojos se llenaban de lágrimas; ese no era el Seijuro que ella conocía y del que se había enamorado.
Aquellos ojos heterocromáticos que la miraban con frialdad la atormentaban en sus pesadillas noche tras noche ¿qué se supone que haría con todo lo que ella sentía? Su corazón estaba destrozado y todos sabemos que cuando un corazón se rompe en mil pedazos, sólo encontramos novecientos noventa y nueve trozos.

•V i c i o s o•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora