III

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Reo Mibuchi P.O.V
-¿Pasa algo, Seojurito mío?-Varias gotas de sudor caían por mi espalda mientras miraba fijamente al capitán.La mayoría de veces tenía un semblante serio e inquebrantable mientras entrenábamos; pero el día de hoy sus facciones estaban fruncidas del enojo.
-No, Mebuchi.-Su voz sonó más cortante de lo habitual, suspiré con algo de frustración.
-Cielos, no deberías de ser tan seco.-Agarramos nuestras botellas de agua un poco exhaustos, él seguía en silencio hasta que un par de jugadores del tercero comenzaron a silbar.
-Con permiso.-Susurró débilmente una mata negra, ¡vaya! Jamás pensé que podría existir una persona tan pequeña, incluso parecía un tomate absolutamente adorable -de los hombros para arriba, claro- si no fuese por el short cortísimo y la camiseta apretada incluso luciría tierna y nadie la estaría silbando de esa manera.
-Hana, ¡apúrate!
-Lo siento, ¡ya voy!-La pequeña fue corriendo hasta la cancha de al lado, si alguien me hubiese dicho en ese momento que ella jugaba baloncesto realmente hubiese muerto de risa.
-¿Realmente alguien tan gorda y enana como tú quiere estar en nuestro equipo?-La capitana del equipo femenino era conocida por ser dura -por no decir cruel- con las novatas.
-One vs one tú y yo, ahora.-Hana estaba furiosa -supongo que ese es su nombre-, ¿cómo de verse tierna pasó a verse amenazante siento tan pequeña?
-Já, la primera en encestar 5 puntos gana.-La capitana se veía satisfecha, todos los jugadores veíamos el enfrentamiento en silencio.
-Hecho.-Así comenzó una masacre, la azabache metió un triple a mitad de la cancha, ¿que demonios fue eso?
-Odio que me subestimen.-Gruñó ella antes de pegar un salto y clavar el balón con coraje, la piel se me erizó.
-Uhm.-Jadeó la capitana mientras se limpiaba el sudor que caía de su frente con el dorso de su mano; fue un segundo, solamente un segundo antes de que ella volviese a clavar una vez más que vi de reojo una sonrisa de satisfacción viniendo de Akashi...Ella ganó 5 a 0 a la capitana, una rubia aplaudió con ganas.
-¡La aplastaste!-Chilló su amiga emocionada, Kuroi sonrió mientras se abrazaban.
-Estás dentro.-Fue todo lo que dijo la humillada capitana antes de darse la vuelta y salir del gimnasio.La entrenadora del equipo fue personalmente a darle la camiseta de jugadores oficiales, qué interesante mujer.
-Sigamos entrenando.-Ordenó Akashi, para ser la tercera semana de clases ya se tomaba todo muy enserio.
-Si, sí.-Resté importancia mientras volvía a lo mío mientras mi mente trataba de cuadrar lo que pasaba.

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Ya era la hora del almuerzo y el olor a comida inundaba mis fosas nasales.El equipo se sentó en el medio de la cafetería y mientras Akashi fruncía el entrecejo en silencio los demás comían sin callarse.
-Oh, vaya que la muñeca de allá nos sorprendió a todos.-Kotarō suspiró limpiándose la baba mientras apuntaba a Hana.
-No seas grosero.-Nebuya regañó a Hayama.-Aunque no voy a negarlo, es talentosa y muy bonita.-El gigante se sonrojó, Seijuro miró con disgusto a los dos.
-...No es la gran cosa.-Su comentario nos descolocó a todos, ¿qué le pasaba?
-Claro, por eso tiene a medio Rakuzan a sus pies.-Ironizó Mayuzumi con su típico sarcasmo, pero él tenía razón, mientras formaba fila para comprar su almuerzo varios chicos se le acercaban a invitarla a salir -supongo, por sus expresiones sonrojadas- y varias chicas intercambiaban sus números telefónicos y se tomaban fotos con ella.
-Umh.-Murmuré para mi mismo viendo que solamente se compró una manzana y una botella de agua para así desaparecer de la cafetería.

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Ya llevaba varios días observándola y de verdad me parecía interesante, decidí seguirla a ver dónde iba luego de comprar su almuerzo -si podía llamarse almuerzo a una botella de agua y una fruta- sonreí al ver que era una loba solitaria que iba todos los días a la desolada azotea.

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-Hoy no almorzaré con ustedes.-Avisé en pleno entrenamiento, los chicos voltearon a verme confundidos.-Quiero...Conocer a alguien.
-Ah? ¿Estás enamorado Mebuchi?-Bromeó Eikichi.
-...No, pero me interesa lo suficiente.-Sonreí coqueto y todos me miraron sorprendidos.
Una hora después ya me encontraba en una esquina de la azotea esperándola con un bento doble en mis manos, no tardó mucho en llegar.
-Maldita sea.-Un gruñido salió de su estómago.-Vamos, solo otra semana más.-No notó mi presencia y fue caminando hasta alzar una pequeña agenda camuflada en la esquina opuesta para posteriormente abrirla y garabatear con un bolígrafo minúsculo.
...¿Debería de hablarle ya?...Iba a hacerlo, hasta que abrió un libro y comenzó a dar mordiscos a aquella manzana mientras leía con desgano.No tardé en imitarla y abrí mi almuerzo en silencio mientras seguía observándola, vaya que era hermosa.

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-¿Cómo te fue ayer, Mebuchi?
-...No se dio cuenta de mi presencia.-Reí entretenido.-Hoy la volveré a ver.No cuenten conmigo para el descanso.
Y tal cual el día anterior, volví a ir antes que ella con doble bento; esta vez me acerqué con curiosidad a ver qué decía la libreta oculta y me horroricé, ¿porqué alguien tan bonita como ella hacia una dieta tan terrible como esa? ¿Cómo que quería bajar seis kilos? ¿Acaso no se daba cuenta que estaba por desintegrarse?
-A-ahm, disculpa, eso es mío.-Hana se me acercó timidamente.-¿Me lo devuelves, por favor?
-No.-La miré con enojo.-¿Se puede saber qué es lo que se te pasa por tu cabeza para hacer semejante cosa, Hana?-Ella me miró asustada.
-¿Quién eres y cómo me conoces?-Retrocedió unos pasos atemorizada.
-Come conmigo y respondo tus preguntas.-Ella lo pensó unos segundos.
-De acuerdo.-Un durazno se encontraba en su pálida mano, lo agarré con coraje.
-No comerás esto.-Hice un perfecto triple con esa fruta y ella me miró enojada.
-Acabas de tirar mi almuerzo.
-¿Consideras eso un almuerzo?-La miré incrédulo.-Claro que no, comerás conmigo.-Puse en sus manos el bento extra que traje -fue hecho especialmente para ella, aunque no lo supiese-.-Cada bocado que le des a la comida es algo que te contaré.
-P-pero es demasiado.
-Entonces no te diré nada.
-...Creo que me caes mal.-Rodó los ojos antes de dar un bocado al arroz.-Cielos, sabe a gloria.
-Me alegra que no te sepa a manzana, pera o durazno.-Ironicé y ella se sonrojó; di una risita, realmente me agradaba.
-Soy Reo Mebuchi, estoy en el equipo de baloncesto y te estuve observando estas últimas semanas.-Ella me miró extrañada pero no me interrumpió y siguió comiendo en silencio.-Soy un año mayor, no me molestaría que me llames sempai.-Le guiñé el ojo y ella seguía mirándome como si fuese un bicho raro.-Quisiera que seamos amigos y empieces a alimentarte correctamente.
-No me regañes.-Ella hizo un puchero absolutamente adorable.-Es solo una dieta temporal, al menos hasta que tenga...Menos grasa, ¿sabes? Es incómodo estar gorda.-Se miró con desprecio sus piernas gruesas y yo me indigné por milésima vez.
-Creo que me caes mal.-La fulminé con la mirada.-¿Porqué eres la única que no puede admirar tu cuerpo? Todo el colegio muere por ti, tonta.
-La capitana dijo que estoy gorda, todas son tan...Atractivas, altas, delgadas.-Su mirada fue entristeciéndose y yo me sentí mal por ella.
-¿Sabes que ocurre? La capitana no es hombre.-Con esa frase ella quedó estupefacta y creo que yo quedé como un absoluto pervertido.

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