Capítulo 8: Consecuencias

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El lugar jamás estuvo tan bullicioso hasta ese momento, parecía que las pocas personas que los ojos de Aotsuki observaban por instantes estaban en un intenso pánico por lo ocurrido. Era la primera vez que sucedía una situación así razón por la cual muchos de los integrantes ni siquiera sabían qué hacer.

Nadie se interpuso en el camino de Aotsuki hacía el aposentos de Douma incluso si les fue dicho a las sirvientas que permanecieran en sus habitaciones y no salieran hasta nuevo aviso.

Llegó tan rápido como le fue posible, quedando un poco sin aire en la entrada por haber corrido hasta allí. No llevaba mucho tiempo en el culto y tampoco tanto conociendo al chico, no obstante, la preocupación por él era genuina. Podía deberse a haber pasado todos los días a su lado casi las veinticuatro horas, quizá su amabilidad era en parte culpable o sólo por ser su amo, en realidad Aotsuki no estaba segura de la razón.

No se vio capaz de preguntar si se encontraba bien, le observó en silencio. Sentado sobre su cojín con la mejilla izquierda sobre la palma de su mano mientras su brazo derecho estirado era vendado por otra chica. Podía notar que tenía otras vendas sobre su rostro.

—¿Te divertiste? —ni siquiera volteó a verla sólo soltó la pregunta al aire, pero ella entendió que le hablaba—. Regresaron pronto.

Aotsuki no supo que responder ante su interrogante, solo se vio capaz de ingresar por fin a la habitación para quedar no muy lejos de él, y que sus ojos se conectaran.

—No debí haber ido.

La respuesta fue incluso sorpresiva para ella misma, salió tan natural como respirar que no se vio capaz de retener dichas palabras en sus pensamientos.

Douma había sido terminado de curar indicándole a la chica que se retirara y les dejara seguir hablando a solas. Ella se levantó, hizo una reverencia y se marchó, no sin antes darle una mala mirada a Aotsuki. El acto no pasó desapercibido por ninguno se los dos, pero de ese mismo modo no le tomaron importancia.

—Entonces fue aburrido, no hay mucho que hacer en ese pueblo.

—¡N-No es eso! —su voz salió más elevada de lo que hubiera querido lo que provocó una disculpa por su parte—. Si no hubiera ido, entonces podría haber hecho algo para evitar que le atacaran o quizá yo hubiera sido la que tendría esas vendas, no usted.

Podía ser costumbre, algo raro en ella o un mero trauma, pero Aotsuki tenía una extraña lealtad y sentido de su deber con quiénes eran sus dueños, a quienes debía de atender y servir. Tenía un malestar en el pecho al saber que pudo haber protegido a su amo, pero su decisión de apartar sus responsabilidades le hizo no poder ser de utilidad.

Su frustración fue opacada por un momento de confusión al escucharlo reír. Una risa ligera que trataba de no salir y que la final termino siendo algo intensa, pero cesó tan rápido como inició.

—¿Cómo podrías haber sabido que sucedería? —por un momento parecía que se burlaba de ella, era como si su sonrisa lo delatara aunque no tuviera esa intención—. Además, que mal amo sería si mi querida Aotsuki-Chan hubiera recibido el ataque, ¿No lo crees?

La mencionada desvió la mirada, suponía que tenía razón. No había forma de que ella pudiera prever lo que sucedía y aunque hubiera sucedido frente a a sus ojos no es como si pudiera hacer mucho cuando jamás estuvo en una situación similar.

—Tiene razón, fueron muy absurdas mis palabras.

—Sólo muestra lo dedicada que eres —añadió—. Aun así, fue la mejor opción para ti. Hubiera sido triste que vieras a tu amiga de ese modo.

—¿Eh? —sintió un bajón en el estómago tras escucharlo. Si Hayami estuvo todo el día con ella sólo podría referirse a alguien más—. Entonces Nozomi...

La Pasión de ser Devorado (Douma) ||KnY|| [04]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora