Capítulo 15: Sobornos rechazados

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Juntó sus manos haciendo una pequeña cuna y esta se la colocó en la boca para dejar salir aire caliente dándole calor a ambas partes del cuerpo. Miraba el cielo estrellado y con ello los copos que con lentitud bajaban hasta el suelo. El otoño se había ido dejando paso a la llegada de la nieve y el invierno.

Se acomodó de mejor manera la bufanda que le cubría para evitar que el frío la atacara y siguió su camino con la ropa entre las manos. Tocó la puerta antes de ingresar con la mirada nerviosa algo perdida en el piso, un suspiro en un intento de sacarse valor salió de entre sus labios y se adentró a la habitación cuando le dió el permiso. Sin decir nada avanzó hacía el mueble a un lado de la cama para dejar en el cajón la ropa ya limpia y doblada, todo bajo la atenta mirada arcoíris.

—Ni siquiera la nieve de afuera es tan fría como tú indiferencia~

—Discúlpeme por eso, realmente no tengo nada que decirle.

—Que cruel —volteó a verlo y Douma le indicó que se acercará con el dedo índice—. Las malas chicas son echadas por sus amos.

Aotsuki hizo una mueca desviando la mirada de la de él. Ojalá le fuera tan fácil irse de ese lugar, porque en ese caso sería la peor de las chica ahí.

—¿Realmente me echaría?

Douma río.

—Por supuesto que no —aquella sonrisa manipuladora se hizo presente—. Pero dejaría de ser cuidadoso en nuestras sesiones nocturnas~

Extendió sus brazos a los lados, invitando a la chica a quedar entre ellos. Aotsuki con notorio disgusto se subió sobre el chico colocando las rodillas en el cojín a cada lado de él y sujetándose de sus hombros. Cualquiera que los viera pensaría que son realmente amantes.

Entonces Douma la encerró entre sus brazos, inhalando el aroma dulzón que emanaba la chica, después le quitó la bufanda para apartarla bajando el kimono para revelar su hombro y encajar los dientes en aquella zona.

Una queja ligera salió de los labios de la joven mientras cerraba los ojos, entonces sintió el como sorbía su sangre con bastante dedicación. No sabía por qué, pero a Douma le gustaba hacer eso: tomar su sangre en esa posición, como una serpiente extrangulando a su presa para engullirla. Se sentía tan atrapada y a él tan posesivo.

Lo peor para ella es que era un gusto que se daba Douma casi diariamente y aunque a la chica no le gustaba mucho eso, al menos se libraba de ser devorada tan seguido.

No podía creer que ya tan rápido pasaron casi tres meses desde que llegó al culto y desde que lo conoció a él. Rápido y desastroso como un tornado arrasando todo a su paso.

Y ahora ella estaba técnicamente sola. Gracias a Sayoko todas las sirvientas en el culto estaban en su contra y no tenía ni la más mínima ayuda, su única opción y compañía era a quien menos quería estar viendo, sin embargo ya sólo le faltaba dormir en su habitación para estar las 24 horas con él.

Sintió la humedad de su lengua recorrer por la herida y un poco más anunciando que ya había acabado, aun así le siguió repartiendo besos a lo largo del cuello. Aotsuki jadeó y luego de manera inconsciente intentó apartarse sin conseguir resultados.

—Es un premio —aclaró, apretándola más en sus brazos.

—No lo quiero...

Tras un segundo que lo pensó terminó por soltarla permitiéndole levantarse del lugar cubriendo de nuevo su hombro y recogiendo la bufanda del piso para volver a colocársela.

La detalló en silencio y el como tomaba una bandeja con los obsequios dados por los seguidores que ese día por la tarde habían ido a pedir a Douma.

—Sigues haciendo cosas —comentó—. ¿No te había dicho que te trataría como mi concubina? Ya no deberías de hacer todo eso.

La Pasión de ser Devorado (Douma) ||KnY|| [04]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora