GAME OVER - || mikey X Takemichi

11 || Solo Para Ti

Toda bomba tiene un detonador.

Puede que quizá no sepas predecir, cuando, como y donde será. Pero, ocurrirá. Puede que ocurra en un segundo o se vaya desarrollando a medida que transcurre el tiempo. Quizá, no sea apropósito. Que jamás te lo esperaras. Y es entendible. No puedes pretender ir por la calle, confiado de que sabrás que te pasará. Así no funciona. Aunque tal vez para takemichi era diferente. Él venía del futuro. Él más que nadie pudo repetir lo que ocurriría. Pero, que sí, ni el viajero en el tiempo puede evitar un suceso que debía pasar. Aunque de alguna manera, hubiera podido saberlo. Quizá, es un evento que él no podía evitar que ocurriera. No estaba en sus manos. O quizá sí.

Pero fue demasiado tarde, para reaccionar.

“—cuida de mikey, ¿si?—”.

Esas simples palabras hicieron desmorona el mundo de takemichi. Tantos intentos. Y un así no pudo salvar a mikey de sufrir. Ese conjunto de palabras, lo hacían sentir culpable, él prometió salvar a mikey, de su sufrimiento. Pero, ahora no había nada que él pudiera hacer.

Es pues de todo, el botón que activaba la bomba. Fue presionado, de forma violenta. Pero la verdadera pregunta es: ¿qué hará ahora?. No es como que pudiera retroceder el tiempo, a ese momento. Así no funcionaba. O al menos su poder actuaba de otra forma. Debía pensar en algo. Pero, nada venía a su cabeza.
En lo único que podía pensar era en manjiro. Quien se encontraba en un rincón de la habitación. Allí estaba, callado. Eso lo inquietaba. Como era posible que después de lo ocurrido él estaba tan tranquilo. Callado. Tan ido. Algo andaba mal. O eso pensaba takemichi.

Al poco tiempo llegó draken. Y lamentablemente él no relaciono muy bien ante la muerte de su amada. Gritaba, lloraba. Una reacción que era muy normal ante este tipo de situaciones. Pero... Manjiro seguía callado. A pesar de los constantes golpes que draken le proporcionaba.
Parecía que la mente de él, estuviera en otro lado. Esto hizo enfadar a takemichi. No era justo. No era bueno que él siguiera callando y ocultando sus sentimientos. Él dolía verlo así. Aunque para él no era una opción, evitar sus sentimientos, ya que no podía. Aunque él tratara, sus sentimientos eran traicioneros. Él era débil. Era una parte de él, llorar, dejar salir sus sentimientos. Había una cosa clara para él. Cada vez que él lloraba, una gran carga de sentimientos negativos era liberada. Y después de eso se sentía tan bien.

Pero para manjiro era diferente, había algo que él no entendía. ¿Por qué?. ¿Por qué, decidía siempre, callarse y sufrir en silencio?.
Él quería que fuera diferente. Él quería estar para él. Quería demostrar, lo que con palabras no podía. Él estaría dispuesto a sacrificarse por él.

—¡BASTA!, draken-kun, para. Esto es mi culpa. Yo estaba con Emma. Yo estuve allí, y no pude hacer nada. Así que no lo culpes a él. Si quieres desquítese conmigo. Pero deja a mikey—estaba dispuesto a tal sacrificio, por su amado. La desesperación lo perseguía a pesar de su buena acción—¿mikey-kun?.

Porque el rubio, no reaccionó.

¿Qué podía hacer?...

—PERO QUE DEMONIOS, TAKEMICHI —a este no le importo, la reacción de draken ante lo que por inercia su cuerpo hizo. Pero estaba dispuesto a hacerlo de nuevo. Y el lugar que anteriormente había presenciado, los gritos de un rubio desesperado, por encontrar respuestas. Ahora era la que presenciaba como el ojiazul, golpeaba una y otra vez a que juro amar.

—¿por qué? —susurro—¿Por qué DEMONIOS NO REACCIONAS, HABLA DI ALGO? NO ME IMPORTA QUE, LLORA, GRITA, GOLPEAME—entre gritos, respiraciones agitadas, lágrimas, el rubio abrió los ojos, mientras sus ojos se cristalizaban. Al ver esto el de la trenza quien tenía a takemichi entre sus brazos, después de intentar separarlos. No tenía que decir. Después de todo él había hecho lo mismo. Pero por razones diferentes. Aun así había algo que había cambiado, el no logro que el que era su mejor amigo reaccionara de alguna forma. Esto hizo que de la impresión soltara a takemichi, quien con rapidez, abrazo al rubio. Quien aún no decía nada. Pero lloraba—no importa que yo no te dejaré solo, me quedaré a tu lado, porque...—lo último que el rubio escucho, fue como si estuviera en un sueño. De esos de los que no quisieras despertar, porque sabes que dolerá.