8.-Recuerdo

6.2K 470 117
                                    

Jake

Cuando conocí a Kylie, aún era un niño.

Tenía 10 años y recuerdo haber estado en el campo entrenando junto a Travis, que en ese momento era un niño nerd, escuálido y demasiado tímido para su propio bien, pero que talentoso era el hijo de perra.

—Jane me mordió el otro día y le lancé una ardilla a la cabeza —dijo con un pequeño apice de una sonrisa mientras me pasaba el balón en el calentamiento.

Lo atrapé con mis pequeñas manos mientras ya sentía el aburriento recorrerme. Siempre hablaba de esa niña, y en ese momento, no lo entendía.

Habíamos sido amigos durante un año y todo gracias a que se unió al equipo y pude saber de su existencia. Era el chico más tímido que jamás había conocido o pensado que existía. Para mí, todos los niños eran extrovertidos y alegres porque yo era uno de ellos, al igual que la mayoría

Aunque, a pesar que me aburría escucharlo hablar sobre su mejor amiga, me pareció gracioso lo de la ardilla, así que reí.

—Ojalá hubiera visto su cara —dije, entre risas.

—Estaba enojada —su pequeña sonrisa se borró—. Me dijo que ya no era mi amiga.

Le devolví el balón y el lo atrapó, haciéndolo lucir demasiado fácil.

—Las niñas siempre están enojadas —o al menos eso era lo que decía papá para hacer enfurecer a mamá.

—Jane no, es muy alegre.

—No va a estar enojada contigo mucho tiempo.

Después de haber dicho esas palabras, una mata de pelo largo y negro se acercó a toda velocidad a abrazar a mi mejor amigo. Travis se sonrojó un poco, pero aún así dejó que su mejor amiga lo abrazara.

Por más que la escena hubiera sido encantadora, mis ojos no pudieron evitar fijarse en algo que llamaba plenamente mi atención. Era una niña con el cabello de un color peculiar: un rojo intenso que intensificaba el color de sus mejillas sonrojadas y labios aún más rojos de lo normal en cualquier persona. Me recordaba a mi madre cuando se maquillaba, solo que está niña, lucía así naturalmente.

Llevaba dos coletas a los lados, dejando lucir su rostro pequeño. Piel tan blanca como la leche a excepción de sus mejillas color carmín. Era pequeña, casi de mi estatura, y sus ojos evitaban verme mientras veía a Jane abrazar a un incómodo Travis junto a nosotros. Sin embargo, yo no podía parar de mirarla. Me llamaba la atención su cabello que no podía dejar de mirarlo, hasta que ella se dió cuenta y frunció su entrecejo. Incluso sus cejas tenían un color llamativo, al igual que sus pestañas, que escondían unos ojos marrones grandes que me miraban con confusión.

—¿Por qué me miras así? —su voz era chillona, un poco graciosa ahora que la recuerdo.

—¿Es real? —pregunté, señalando su cabello.

Su ceño se relajó y puso un rostro de puro cansancio, como si le hubieran preguntado eso todo el tiempo.

—Sí, si es real. ¿Acaso nadie ha visto un pelirrojo en esta ciudad?

—No —respondí y luego sonreí—. Soy Jake.

—Y aquí todos los nombres riman —alfin sonrió—. Soy Kylie.

—Como la menor de las Kardashian —dice Jane, llegando a nuestro lado, aún pegada a un muy incómodo Travis.

—¿Quién? —Travis le mira con confusión, al igual que yo y Caperucita Roja.

Mi Mejor Error (AD #2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora