CAPITULO 3

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Astrid

Mojada e insatisfecha.

Estoy mojada y hace un frío terrible, lo siento calar en mis huesos con cada paso que doy bajo la intensa lluvia que me está cayendo encima. No tengo mi móvil , y me tuve que quitar los zapatos porque me estaban destrozando los pies. En estos momentos , odio profundamente a Lucca D'Angelo, seguramente mañana mismo le clave una bala en esa hermosa cabeza a ver que... esperen, ¡¿hermosa cabeza ?! ¿ de donde salió eso ? Tiene una cabeza horrible. Maldito cavernícola de mierda. Lo maldigo en cuántos idiomas me se mientras rememoro el por qué de mi estado actual. Dios...

Flashback

Salgo de la fiesta agarrada a su brazo , el toque es abrazador y aunque esté tocando solo tela, tiene un maldito magnetismo del cual no me puedo deshacer. Presiento que esto será un buen problema en el futuro pero no le doy importancia mientras llegamos al porche y esperamos a que un valet parking traiga su coche. Me podría quedar en casa de mis padres , pero se lo que viene a continuación y necesito prepararme. Todo está a punto de cambiar y nadie va a ser capaz de detenerlo. Un Hummer enorme y de color negro mate se estaciona frente a nosotros. Claro , cómo no lo imaginé antes, es el coche perfecto para él.

—Bien, ya puedes entrar —me dice mientras abre la puerta del piloto y se sube de un salto.

No tiene una mísera pizca de educación.

<<Imbecil>>

Rodeó el coche y abro la puerta , está alto para subir , pero para mi nada es imposible. Me trepo de un salto y cierro la puerta cuando el capullo lo pone en marcha. No habla , y yo menos. Me mantengo unos buenos 10 minutos mirando por la ventana los árboles pasar. La lluvia comienza a caer con fuerza mojando las ventanillas y vuelvo a repetir la escena de esta tarde. Las gotas de lluvia haciendo una carrera cristal abajo para ver quien muere primero, la historia del mundo.

Un teléfono suena dentro del coche y de un momento a otro me doy cuenta que no cogi ni el móvil ni mi bolso. Joder... Lucca presiona un botón en el volante y una voz alegre hace aparición.

—Hola, hijo de puta , me has dejado tirado.

—Tenia que llevar a la rubia mimada a su casa. Se cayo a la piscina —dice con burla y yo siento que la sangre me sube a la cara. ¡¿Qué cojones ?!

—A ver si no va a ser cierto lo que dicen de las rubias —dice el otro chico —Por cierto , acá te has dejado a una pelirroja preciosa y no está muy contenta que digamos.

—No me preocupa , la verdad. Si quieres llévatela tu o si no mándala a su casa y págale la noche.

—Bueno , creo que tengo ganas de divertirme. Voy a seguir tu ejemplo de follar y desaparecer.

—Eso no le funciona a todos —dice sonriendo. Que imbecil

—Bueno , lo probaré. Te veo mañana, tenemos que hablar de varias cosas.

—Vale , te veo.

Cuelga y yo soy incapaz de quedarme callada por más tiempo.

—No soy ninguna rubia mimada , imbecil. —le digo , ardiendo de rabia. Odio que me llamen rubia , no lo soy , no tengo ningún color en el cabello , y me encanta ser así de diferente.

—¿ Ah no ? A mi me parece que lo eres, y estoy seguro que la mayoría pensaría igual.

—Si son igual de imbeciles como tú , pues a lo mejor.

Perversa Traición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora