CAPITULO 4

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Lucca

Diamantes.


Bajo del avión con las gafas de sol puesta y es que la maldita resaca que traigo hace que repudie el sol más que el conde Drácula.Todo me molesta y ciertamente si la idea no fuera imposible hubiese exigido apagar las turbinas del avión porque el jodido sonido me taladraba la cabeza.Gracias a Dios Astrid no abrió la boca en todo el viaje.

Astrid...

Ella era la razón de mi resaca.El pequeño zafiro no había salido de mi mente ni un instante,las fuertes sensaciones que sentí cuando agarro mi brazo no las había sentido jamás.Y aunque ni siquiera rozó piel con piel me bastaron para continuar molesto lo que quedaba de noche y cometer la estupidez de dejarla plantada en medio de la noche y en medio de la carretera.Por eso me quede vigilando en la entrada de su edificio hasta que llegara sana y salva.

Porque aunque mi orgullo no me dejara admitirlo, quería que llegara bien a casa.

Jamás había perdido  el control de esa manera.Fui entrenado para mantener la mente fría,para no caer en manos de la conciencia o tener miramientos a la hora de tomar una decisión.Sin embargo solo llevo una noche cerca de ella y ha echado por tierra 28 años de entrenamiento.Y eso me llevo a tomar la peor mona que he tenido jamás.Por eso la saqué del auto de esa manera ,me daba igual todo lo que ella despotricara ,todo lo que pensaba acerca de mi vida sexual y de lo estupido que era.Era el echo de que con simples palabras me hiciera cuestionarlo todo y necesitar pedir perdón para hacerle ver a ella que de alguna manera y por alguna razón,yo...no era así...

Y por eso en estos momentos tengo la peor resaca de la historia.Todo por ella.El peor de mis dolores de cabeza.

Llegamos a la mansión y aunque la vista hipnotiza a mi me tenía completamente cautivado una nueva apariencia de ella.Aunque este día venía especialmente vestida como una barbie edición especial todo de un rosado chillon que no ayudaba con mi resaca,verla mirando tan nostálgicamente esta mansión a la que considero mi hogar me dieron unas extrañas ganas de que ella también lo considerara suyo y aun mas cuando al pasar por su lado la escuche murmurar.

—Tantos recuerdos,ha cambiado mucho desde la ultima vez que estuve aquí.—Dijo mas para ella que para mi,pero sus ojos empañados me hicieron detener y mirarla fijamente.

Al darse cuenta de esto se ajustó los lentes de sol y comenzó a caminar como una diva hacia la entrada.

Y ahí ,damas y caballeros, se acabó la magia.

—Matteo te enseñará tu nueva habitación.—Hablo alto y fuerte aunque eso me esté matando ahora mismo,al llegar junto a ella.—Si la habitación no es de tu agrado le dices a Rosa,ella será quien atienda tus necesidades y si quieres cambiar algo ella se encargará.Solo ,por favor, no pintes las paredes del mismo color de tu ropa.

—Dijiste que podía cambiarla si quería.—Dice altanera ,retándome con la mirada.

—Olvídalo,como quieras.Si necesitas algo de mi, que espero no lo necesites ,estaré en el despacho lo que queda de día.Matteo puede darte un recorrido por la mansión aunque creo que aún la recuerdas.Y ya sabes de Rosa.Así que sin mas que decir.—Digo dirigiéndome a las escaleras cuando recuerdo algo más.—Ah,mañana a primera hora iremos a buscar un auto para ti.

—Quiero una moto.—Dice para mi sorpresa.

—¿ Segura?— Preguntó ,mirando cómo asiente por encima de mi hombro.—Pues una moto será.

Sin mas que decir subo a mi despacho y como lo dije antes paso la tarde en el.Matteo se pasó gran parte de esta conmigo.No cenamos y siendo sincero tampoco había pensando en comida, tenemos demasiados negocios que cubrir y demasiadas preocupaciones ,que Astrid esté aquí es solo el comienzo de un negocio grande y poderoso y también de muchos problemas.Con ella aquí todo se complica más y es necesario tener la cautela suficiente cuando a negocios o cosas personales se refiere.Como he dicho antes,no confío y nunca confiaré.

Perversa Traición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora