Perversa Traición

CAPITULO 7

Astrid

Planes y seducción

Recuerdos. Muchos recuerdos.

¿ Cómo le ordenas a tu mente que deje de invocar momentos del pasado ? ¿ Cómo le dices a tu corazón que deje de sentir dolor ? ¿ Cómo haces para que las emociones no te consuman cuando evocas momentos tan felices e inocentes ahora que tienes una vida tan oscura ?

Simple , no se puede.

Tu mente y corazón siempre van a volver al lugar donde fueron felices. Al lugar donde sintieron paz. Al lugar donde todo estaba relativamente bien. Ese lugar donde ignorabas todo lo que pasaba porque simplemente no lo entendías en ese momento ,  no te diste cuenta.

Desearía no sentir nada. Desearía poder caminar por estas paredes y no recordar su risa , su dentadura infantil y esa voz tan suave capaz de calmarme. Desearía poder mirar al jardín y no recordar su manos en las mías, ni sentir esa dulzura que siempre llevaba consigo. Ahora ya no está , pero se siente más presente que nunca, porque aún en su ausencia , me cuesta admitir que me hace falta.

La tarde cae en Sicilia y el agua de la piscina resplandece con los múltiples rayos de sol, creando hermosos mosaicos en el agua. Un suspiro sale desde lo más profundo de mi alma, nos encantaba jugar en la piscina.

La brisa corre y las quietas cortinas de la ventana se mueven al compás , sumiéndome más en mi miseria. Recordándome que todo puede cambiar en cuestión de segundos y que debo estar preparada para todo lo que está por venir.

¿ Habrá salido todo bien ? Nadie me ha llamado para informarme de nada y eso me está sumiendo en la ansiedad. Todo debe salir bien , nadie debe sospechar. Estoy aquí para acabar con todo esto y llevármelo a Alemania. Este logro es mío.

Bajo las escaleras cuando la ansiedad se vuelve insoportable. Necesito chocolate. Cruzo el salón a la carrera y casi me caigo de culo cuando observo la escena que tengo enfrente. ¿ Qué demonios ha pasado ?

Reconozco a Matteo y al jefe de seguridad por entre todas la mugre y la sangre que traen encima. ¿ De dónde vienen ? Esta mañana se habían marchado apresuradamente, sin dar explicaciones. Intente detener a Lucca para exigir una pero ni atención me prestó. No sabía lo que había pasado y poco debía importarme , pero no era así. Me importaba.

— Por Dios , ¿ qué os ha pasado ? — pregunto, sin acercarme.

Matteo levanta la cabeza , sobresaltado. No me había prestado atención por estar mirando algo en su teléfono. Lo guarda con rapidez y se dirige a la nevera.

— Nada importante. — saca una cerveza y la abre — Pablo , puedes retirarte. Ya sabes lo que debes hacer. Habla con Julio.

— Si , señor.

Una vez solos , me acerco hasta la barra y me siento sobre ella. El chocolate olvidado.

— Eso no parece que no sea importante — lo señalo, intentando volver a la conversación.

Matteo bebe sin prisa, exasperándome.

— Gajes del oficio — responde finalmente.

— ¿ Por qué no me quieres decir ? Esta mañana se fueron sin darme explicación alguna y me quedé esperando a Lucca para ir a comprar la moto. Que por cierto , ¿ donde está ?

— Follando — me sonríe con chulería y yo siento como se me hiela la sangre.

¿ Follando dice ?

— ¿ Se fue a follar y me dejo aquí encerrada sin mi moto ? — intento que no se me note la molestia en la voz , pero fallo estrepitosamente.

— ¿ Niña consentida ? — ríe — Él es el Capo , puede hacer lo que quiera. Hasta donde sé, conoces muy bien Sicilia y tenías una camioneta a tu disposición. Lucca no es tu niñero.