IV

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Mis papás como locos revisaron la casa y sus alrededores, preguntaban por ella, por suerte se había ido en horas laborales y nadie pudo ver algo.

Los veía hablar por teléfono, correr de un lado a otro, por dentro yo sonreía porque sabía que Camila era libre de hacer lo que quisiera, por fuera estaba igual de dolido que mis papás. Quería gritar y decirles que ella ahora sería feliz... pero eso me pondría en aún más aprietos.

Cuando llegaron hechos una fiera y di mi versión de lo ocurrido, mi papá me miró de una manera... juzgandome, no me creía podía verlo... por suerte la pelota antiestres estaba detrás de mi espalda.

Un par de días escuché un grito bastante iracundo de la sala, me asomé con mucho cuidado, mi mamá estaba al teléfono y mi papá a un lado, no se veían para nada contentos, supongo que Camila llamó.

Sentí que mi alma regreso al cuerpo al saber que había llamado, me sentía bastante angustiado de no saber de ella estos días, no era una farsa que la extrañaba con fuerza, extrañaba sus consejos e incluso sus burlas de cualquier cosa al respecto.

Minutos después oí los sollozos de mi mamá y un gran puertazo, supongo que mi papá había salido, bajé con cuidado las escaleras para encontrar a mi mamá con el rostro en las manos llorando efusivamente, me sentí bastante mal así que me acerque con cuidado.

—¿Mamá? ¿Te encuentras bien?— Me paré muy cerca de ella.

—¿Que es lo que quieres Armando?— Su actitud me hirió ligeramente pues comprendía lo que sucedía.

—Solo quiero saber si estás bien...— Carraspeé.

—Tu hermana no volverá por creer que su futuro está a lado de ese don nadie.— Me miró con sus ojos llorosos y básicamente gritó en mi cara, fruncí el ceño.

—¿Por qué es un don nadie? ¡Por qué no tiene dinero! — Comencé a exaltarme.—¿Acaso no crees en el amor de ellos? ¡Te es tan difícil comprender-- — Tomé aire, no podía explotar ahora... por favor, ahora no.

—¿Tú que vas a saber de amor Armando?— Es verdad... ¿Cómo lo iba a saber si todo el mundo me rechaza.

Me di vuelta y salí de la casa sin importarme los llamados de mamá, no quería estar dentro de casa, no hoy.

Paso el tiempo, tan rápido como se pudo, Camila hablaba conmigo cada fin de semana a las tres en punto o tres y quince si tenía muchos pendientes encima, se volvió mi hora favorita de esos días.

En el colegio conseguí ser un buen estudiante, me esforcé demasiado en poder sobresalir, aunque como siempre mis logros se vieron opacados con mis actitudes estúpidas o los logros de Valencia.

Finalmente una tarde el teléfono sonó con su número en el verificador, era ella, me emocioné y apresuré a contestar.

—¡Hola!— Dije mirando el reloj, eran las 3:15.

—Solo hablaré un segundo.— Se oía bastante agitada.— Llegó el día Armando.— Me quedé parado con el teléfono pegado a la oreja, sería tío.

—¡No puede ser! ¿Ya le avisaste a mis papás? — Básicamente grité en la bocina.

—Aún no, más tarde... Armando por favor no digas nada... aún no.— Entonces colgó.

Me senté en el sofá y tomé la pelota, la presioné una y otra vez, estaba muy nervioso, iba a ser tío, un miembro más de la familia nacería hoy y ni siquiera yo podía estar con mi hermana para decirle cuan feliz estoy.

Un niño, un pequeño Mendoza.

—Estoy segura de que tiene tus ojos Armando.— Mi hermana se oía agotada, pero con una calma palpable a través del teléfono.

—Sería mejor que sacará los tuyos.— Ambos reímos en la bocina.

—Hasta acá puedo sentir tu inquietud ¿Que ocurre?— Bueno, que puedo decir me conoce demasiado.

—Pronto iré a estudiar al extranjero.— Comenté.

—¡Eso es maravilloso Armando!— Rió antes de apagarse.— ¿No estás contento? Dímelo.—

—Bueno, no quiero hacer algo mal allá. No sé si es bueno para mí alejarme de esa manera o es que ¿Ellos me están alejando, Camila? —...

—No.— Dijo rotundamente.— Eso no es un exilio Armando, es para tu futuro, concéntrate en eso ¿Quieres poder demostrar que eres capaz? Prepárate.—Sonaba exactamente como una hermana mayor, como una mamá.

El día del viaje estaba muy nervioso, me iría por un largo tiempo. Me despedí de Camila, incluso de la terapeuta.

Mis papás no me llevarían al aeropuerto por diligencias con Ecomoda, así nos despedimos de una manera sosa y sin sentido, un abrazo de parte de mamá y un apretón de manos de parte de papá.

En el camino, pensaba en que debía encontrar un terapeuta lo más rápido posible, no quería descuidar mi progreso o anularlo torpemente. Calderón se uniría a mí semanas más tarde por lo que tendría unos días de calma y paz para mí solo.

Llegué al aeropuerto, había bastante gente aquí y allá, corrían con maletas, corrían tomados de las manos, hablaban con alegría por teléfono, se abrazaban y besaban, se despedían; suspiré pesadamente emprendiendo el camino a la terminal, mi maleta sonaba contra el azulejo, llegué solo y me fuí solo.


Hello There.

Me choca este capítulo, no me gusta porqué no tengo inspiración para continuarlo, así que lo dejaré así de corto. Una disculpa. 😫

Uní a Calderón en el viaje, no sé es canon pero mira, no soy Gaitán es un fic tan solo jajajaja u es que me estresa no ser concisa en la historia pero, me relajaré un bueeeen.

-Me siento solo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora