VII

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—¿Y cómo va ir? ¿Acaso su mujer no lo tiene cortito?— Se burló Calderón.

Marcela y yo nos hicimos pareja con unos meses de diferencia de la muerte de sus padres, aún no sé si fué simplemente el echo de que me acerqué a ella para alentarla o en verdad sentía algo por mi, tampoco es algo que me quite el sueño.

Éramos estables, tuvimos un lindo inicio de relación, bastante linda, atractiva, cariñosa y obviamente estaba más que aceptada por mi familia, aunque después de un tiempo llegó el aburrimiento. Seguí saliendo con Calderón incluso en los inicios de la relación pero me mantuve alejado de la tentación, hasta que... resbalé.

Quiero culpar al alcohol y a Calderón en específico, pero ninguno de los dos me obligó a nada, yo mismo fuí con aquella mujer y terminé en el hotel barato con ella en mis brazos, resaca y además unas diez llamadas y mensajes de Marcela en mi celular.

—Tenemos evento con la familia ¿No?— Dije con una sonrisa.

—Así es mi querido amigo.— Rió.

—Además no he tenido ningún desliz en las últimas dos semanas, Marcela está tranquila conmigo.— Dije a la ligera.

A veces me sentía mal por hacer lo que hacía, otras veces no pensaba en ello y lo dejaba pasar.

A medida que fuí creciendo creí que mi actitud de cretino que había adoptado en la universidad se iría, aún más con la compañía de Marcela pero estaba bastante equivocado, muy equivocado.

Muchas veces pensé en terminar el noviazgo con Marcela porque no veía un futuro a su lado, pero mis papás estaban entusiasmados con ello, que lo deje pasar más de una vez. Mi papá era lo único que aprobaba de mi vida, pareciera que Marcela era lo único bueno a los ojos de ambos y no iba a permitirme perder aquello.

Así que, lo que hacía era mantener una relación por agradar a mis papás y seguir saliendo con mujeres a escondidas ¿es sano? no, pero me mantiene entretenido.

Por supuesto que soy conciente de la basura en la que me he estado convirtiendo, pero cuando estoy lejos con alguna modelo entre las sábanas no hay quien me lo recalque, ellas no buscar hacerme sentir mal, al contrario, me alaban como si fuera el gran hombre de Bogotá, en ese momento soy fantástico y lo mejor que les pudo ocurrir... y por supuesto el alcohol no habla, todo esta bien mientras me mantenga alejado de la verdad.

.
Con el tiempo los meses se fueron acumulando en la relación y Marcela no parecía contenta.

—¿Y bien?— Se acercó a mí y me rodeó con sus brazos.

—¿Bien que, mi amor?— Sonreí mientras me deshacía el nudo de la corbata.

—¿Pensaste en lo que te dije?— Su voz salió con una ligera molestia.

Recordaba perfectamente la plática de hace unas semanas, pero no lo había pensado, no había querido si soy demasiado sincero pero tampoco quería molestar a Marcela.

Ella quería casarse, lo había dicho sin tapujos, quería casarse y conmigo.

¿Por qué? No lo entiendo, estamos bien así, ella vive en un departamento no muy lejos de mío y a menudo nos quedamos juntos como una pareja que vive junta, conoce a mis papás y yo conocí a los suyos... ¿Por qué firmar un papel...?

No creía en el matrimonio, pero tampoco podría decirselo en especial cuando me miraba como lo hace ahora: con esos ojos, de me lastimaras si no haces lo que quiero.

—Aún no, pero lo haré.— Antes de poder decir algo más retiró sus brazos de mí.— Dije que lo haré, Marcela.— Replique.

—¿Que tanto debes pensar? Hemos estado juntos bastante tiempo.— Estaba molesta y lo comprendía, pero -

—¿Que tiene de malo pensar las cosas? No significa que no te quiera o que estos años no han significado nada para mí.— Le dije en un tono más suave y me acerque a ella poco a poco.

—Cual es el punto de durar tanto tiempo en una relación si no te vas a casar.— Me dejó con la palabra en la boca.

No necesitaba esto, no iba a estresarme por esto, había otra cosa en qué pensar. Había esperado demasiada tiempo por esto y estaba cada vez más cerca de mis manos.

La presidencia de Ecomoda.

Mi papá había tenido una idea, no sé qué tan buena sea pero he de admitir que no era la que yo esperaba... en absoluto.

Nos había citado a todos en una junta extraoficial, así que todos estábamos ahí, incluído Daniel Valencia.

Me las había arreglado durante este tiempo para tratar de no verle la cara, fué un poco difícil pues siempre estaba al pendiente de Marcela, pero ahora estaba aquí, a un lado de mi papá.

El siempre estaba a su lado derecho lo que me hacía caer en rabia una vez más, puede que sea tonto y ridículo pero me disgustaba que él tomará ese lugar. ¿Él era su verdadera mano derecha? Me había esforzado durante... toda mi vida y este tipo estaba ahí y no yo.

—Como bien saben, los he convocado a todos a esta junta porque es tiempo que hablemos sobre la presidencia de esta empresa.— Estaba bastante ansioso así que llevaba la pelota en el bolsillo.

—Yo me he de jubilar de este cargo, he dado mi vida a esta empresa y creo que es hora de que los hijos tomen las riendas.— Mi corazón salto dentro de mí pecho, sabía que solo había una posibilidad y esa era yo, ni siquiera Marcela ya que no le interesaba la presidencia, podía sentir que diría mi nombre.

—Comprendo que tanto Marcela, María Beatriz y mi propia hija, Camila, no están dispuestas a tomar estos puestos.— Ambas mujeres asintieron y deseé ver a mi hermana entre ellas, tal vez sonriendome para calmar mis nervios.— Así que he decidido junto con mi esposa, que se llevará a acabo un concurso, básicamente.— Eso no lo esperaba pero traté de no molestarme antes.— Y será entre ustedes dos.— Tomó la mano de Daniel y la mía...

Sentí la rabia en la boca del estómago pero me obligué a respirar profundamente y apretar esa pelota una vez más.

—Deben preparar una propuesta para la empresa que sea favorable y que llegue a una meta de capital para un año. Esto se hará por medio de votación con todos los presentes en la junta, el ganador tomará la presidencia y la asumirá por un año, si no cumple las metas propuestas será removido del cargo ¿Bien?— Esto era absurdo.

¿Por qué ponernos a pelear así? ¿Porqué? A ese imbécil ni siquiera le preocupaba la empresa, no siquiera estaba aquí ¡Era yo! ¡Yo debía ser elegido!

—Si.— Dije finalmente.

—Estoy de acuerdo Roberto.— Contestó Daniel y me miró con desdén.

La planeación de una propuesta empresarial no me permitía dormir de manera adecuada, me sentía presionado porque pareciera que mi papá quisiera o sabía que iba a fracasar y no podía permitirme darle la razón, no podía hacerlo.

Y junto con Marcela presionando por la boda, son dejar de lado los comentarios de mamá... todo el tiempo era hablar sobre la boda de un lado y del otro era los comentarios entre líneas de papá con una sola cosa allí 'no lo lograrás' ¿Cómo podía competir con eso?

No era Daniel, eran ellos sin apoyar a su hijo, una vez más...

Hello There.

Confienso que escucho Daddy issues siempre para poder "entrar en personaje".

Primero que nada disculpas.
Una disculpa por no actualizar yo creía que no había pasado tanto, pero ya ví que desde el año pasado no actualizo esto...

Segunda disculpa por el tamaño de este capítulo:s a veces no doy más pero con el siguiente capítulo regresamos aló habitual ¿Si?

Y tercera, lamento si no profundicé más en la relación de Marcela y Armando pero no se me dió, jaja perdón...

Espero les guste, ya se entrará en terreno de YSBLF, no esperen que abarque todos los capítulos porque no tengo tiempo de hacer eso y es totalmente innecesario, no iremos rápido pero profundo en cada paso desde acá.

Ya tenemos a un Armando totalmente inestable y que nosotros conocemos, ahora llega la caída y el ascenso de él.

-Me siento solo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora