I: Look What You Made Me Do

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Esta historia comienza con mi muerte

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Esta historia comienza con mi muerte.

Bueno, no realmente. Ese inicio épico de Catwoman con Halle Berry no tiene comparación. No es por alardear, pero la historia que les voy a contar es mucho más interesante -y más riesgosa de vivir, se los digo por experiencia- que resucitar y convertirte en una mujer gato. Además, no era en realidad mi muerte, sino un evento que, de haber continuado, pudo haber llevado a mi muerte. Sin embargo, esta loca e increíble historia me sirve para demostrar que vivir no sirve de nada cuando muere una parte de ti, y es por eso que iniciaré en este punto, cuando una parte de mí empezó a desfallecer, casi hasta llegar a dar su última respiración.

Primero, una breve introducción. Todos conocemos el concepto de magia, ¿verdad? Ya sea por libros o películas como Harry Potter y El señor de los anillos o por series como Charmed, estamos familiarizados con lo que es la magia. Por supuesto que también es válido que cada uno de nosotros tenga un concepto distinto de esto; en mi caso, eso era la pastelería, mi pasión. También las letras y la música de quien consideraba mi inspiración y deidad: Taylor Swift, pero eso es otra historia.

Todo comenzó aquel día frío de febrero. Sí, era un maldito día de los enamorados. El día más atareado de todos para mí y para mi mamá, ya que atendíamos la pastelería de ella, Mery's Bakery. Había pasteles, galletas, ramos de cupcakes, èclaires, entre muchos otros. Sí, así era por lo general. Pero ese año en particular, aquello no sucedió. Aún después de que le insistí a mi mamá para hacer algo grandioso y recuperar a la clientela, mi plan había fallado. Yo estaba devastada, pero mi mamá... eso era algo más.

Había abierto una nueva pastelería dos calles más arriba, con repostería francesa y manejada por un chef pastelero con una estrella Michelin. Nuestra clientela poco a poco fue cambiando la pastelería artesanal de mi madre por algo que parece tan frío y artificial que tomarle una foto para subirla a Instagram era ridículo. Lo he visto con mis propios ojos y en serio parece que nada de eso se puede comer. Lo cierto era... Nuestra pastelería, bueno, estaba desolada.

Mi madre, en la esperanza de que el Día de San Valentín fuera nuestra oportunidad de regresar a la cima del negocio, había agotado casi un saco de harina en postres, de los cuales no habíamos vendido ni siquiera la mitad. Y eso no era lo peor. Día tras día sucedían cosas así. Era terrible gastarnos todos los materiales en las festividades y luego no tener ni idea de qué hacer con lo que no se vende.

La pastelería estaba en graves problemas, y eso no era un problema sólo para mi mamá, también lo era para mí porque ese trabajo era lo único que yo tenía. No estudiaba ninguna carrera, no tenía otro trabajo y no estaba interesada en pedir un empleo en ningún otro lugar. Me había tomado muy en serio mi decisión de que la pastelería era lo que yo deseaba hacer el resto de mi vida. Por supuesto que cuando eso ocurrió no sabíamos que esto sucedería.

Suponía que no podíamos hacer más nada. Sólo seguir hasta no poder más... ¿y luego qué?

-Vamos, Ann, hora de recoger todo. -dijo mi mamá desilusionada.

La Magia De Estar Junto A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora