II: Magic, madness, heaven, sins

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Por supuesto que conocía a Jason lo suficientemente bien como para saber que cuando él decía "cena con sus padres" se refería a sus padres, hermano, abuelos, tíos y unos cuantos amigos cercanos de la familia

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Por supuesto que conocía a Jason lo suficientemente bien como para saber que cuando él decía "cena con sus padres" se refería a sus padres, hermano, abuelos, tíos y unos cuantos amigos cercanos de la familia. Así era y así siempre había sido durante nuestra relación. Por supuesto que la primera vez fue una no tan agradable sorpresa, pero lo bueno era que no había cómo compararme, pues yo era la primera —y al parecer la única— chica que él había llevado a conocer a sus padres.

Era bastante incómoda la situación, en serio no me gustaba estar en aquella posición, pero había hecho un trato y los McFly siempre cumplimos con nuestra palabra. Odiaba ser tan honorable. Si tan sólo hubiese rechazado un poco más a Jason, tal vez la situación sería diferente.

Por fin me había arreglado. Tenía mi cabello en un recogido arriba, usaba el vestido color vino que Jason mencionó con mis tacones del mismo color, aretes largos, mi collar de amatista que siempre llevaba conmigo y ya tenía mi bolso preparado. Justo a las siete en punto llegó un mensaje a mi celular de Jason, diciendo que ya estaba esperándome. Me despedí de mi familia y bajé.

Vi el auto de Jason estacionado y entré rápido, para luego llevarme una nada grata sorpresa. Él me había besado. La única respuesta que encontré razonable fue darle una bofetada.

—¿Qué estás haciendo, idiota? Ni siquiera hemos llegado a casa de tus padres.
—Pero…
—Oye, estoy fingiendo, como acordamos. No pienses ni por un segundo que voy a volver contigo. —advertí. —Y si vuelves a besarme en un ambiente no requerido, te patearé en la zona que más quieres de tu cuerpo. Ahora arranca el maldito auto.

Él no dijo una sola palabra y comenzó a conducir. Por alguna extraña razón, estaba usando el GPS. Nunca lo usaba, mucho menos para ir a su casa. Mis sospechas estaban confirmadas, cada día se volvía más idiota. Era obvio, la única neurona en su cerebro no podía resistir tanto.

Era muy rara la sensación que tenía, estar en el auto de Jason con él. No estaba bien. Nada de lo que estaba haciendo estaba bien. Él estaba engañando a sus padres y yo estaba participando en eso. ¿Qué pasaría si ellos se enteraban? Se sentirían decepcionados de mí, creerían que todo lo que pensaban sobre mí era mentira. Por alguna razón, no soportaba ese pensamiento, pero antes de que yo pudiera decir algo, Jason me interrumpió.

—¿Tú siempre usas ese collar? —preguntó señalando mi piedra de amatista.
—Eh, sí. Sabes que jamás me lo quito. ¿O hasta eso se te olvidó?
—Sólo pregunto. —se defendió.

Había algo extraño en su voz. Él no hablaba así.

—No es como que me importe algo de lo que te suceda, pero ¿estás bien de la garganta? Estás hablando extraño.
—¿Extraño?
—Sí, no lo sé, muy… inglés.
—Todo está bien, no te preocupes.

Lo miré extrañada, no sólo porque la pregunta que había hecho primero era demasiado estúpida, sino porque estaba a punto de estacionar en la casa equivocada. Además de que manejaba terriblemente. Parecía la primera vez que conducía.

La Magia De Estar Junto A TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora