Ambas chicas se preparaban para acampar en el bosque. Ana recogía leña y Katherine solo se miraba al espejo.
-¿Sabes? -dijo Katherine -En algún lado leí que nuestro reflejo es en realidad nuestro otro yo, nuestra versión siniestra.
Ana se quedó pensando un poco, antes de animarse a hablar.
-Quiero decirte algo, pero quizá me taches de loca.
-No lo haré -mintió Katherine.
-A veces mi reflejo me pide que lo deje salir.
-¿Ah, si? -Katherine soltó una sonora carcajada -¿Y qué te dice? ¿Quiere quedarse con tu vida?
-No -respondió Ana, estampando un tronco en la nuca de su compañera -Solo quiere que se la devuelva.