¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ambos llegaron al mismo tiempo.
Ella lo miró con asco y el la miró con furia contenida.
Corrieron simultáneamente y se estamparon uno contra el otro. Rasguños, mordidas, golpes, un combate frenético. Y al final, ambos terminaron muertos.
A la mañana siguiente, un niño despertó emocionado. Levantó su almohada y, con decepción, miró que su diente seguía ahí. No había rastros de dinero.
A un costado de su cama, estaban los cadáveres del ratón Pérez y el hada de los dientes.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
