"13"

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—...sólo trata de comportarte, ¿de acuerdo?

TaeHyun resopló, su madre había finalizado su sermón y lo miraba por el retrovisor del automóvil. Ella iba de copiloto, su padre al volante y él, atrás.

—Sí, mamá. —recitó, casi de manera mecánica. La mujer asintió conforme y vio a su marido negar con la cabeza.

—No puedo creer que me hicieran faltar al trabajo para esto. —se quejó el hombre. TaeHyun se abstuvo de poner los ojos en blanco y la mujer lo miró con desaprobación. El mayor al notar la mirada acusadora de su esposa, chasqueó la lengua y agregó;— Vamos deja de mirarme así.

—No estas faltando porque vas de paseo, EunHa, es por tu hijo.

El hombre rió por lo bajo, mientras que TaeHyun apretaba los labios y se cruzaba de brazos, desviando la mirada cuando los ojos de su padre buscaron los suyos por el espejo retrovisor.

—Nuestro. —corrigió— Y es porque se metió en un lío. —remarcó, hablando de manera pausada y severa, como todo un regaño— Lío del cuál así como entró, debería de salir por su propia cuenta.

—¡EunHa! —lo riñó su mujer.

—Ni siquiera te pedí que vinieras, pesado. —musitó Kang, hablando a espaldas de su progenitor sin tener realmente intenciones de que lo oyera.

—¿Qué dijiste? —inquirió el mayor, ocasionando que TaeHyun diera un brinquito a causa del susto.

—Nada.

—Dijiste algo. Repítelo. —ordenó.

—Estás desvariando. No he dicho nada.

El mayor de los Kang gruñó, abriendo la boca para empezar con el sermón más grande que TaeHyun hubiese recibido jamás, pero no pudo llevar a cabo tal cosa, pues la única mujer en el auto los mandó a callar a los dos.

—¡Silencio! Ya estamos llegando. Ambos compórtense de una vez.

Tanto TaeHyun como su padre, se mordieron la lengua, procurando de todos los modos posibles por no decir nada más que pudiese cabrear a la mujer.

Ingresaron el vehículo en una de las calles más lujosas del barrio, avanzando unos cuantos metros hasta detenerse frente a una de las casa más grandes del lugar.

TaeHyun se sentía mareado. No creía tener el valor suficiente para entrar a aquel sitio, y oír a su padre, le puso los nervios de punta.

—¿Es aquí?

La mujer revisó nuevamente la dirección, levantando luego la vista y fijándola en la enorme residencia.

—Sí. Ésta es la casa de los Choi.







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Hola, te amo. | C.BG + K.TH | OBRA CANCELADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora