[Capítulo 22]

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Jaja, eso sí fue un sueño, del cuál jamás quisiera haberme despertado.

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Residencia Blight Manor - Sala de reuniones

Alador: Eh... No, Odalia, no nos iremos sólo por eso, ¿Sí entendiste?- Protestaba su marido, quién estaba cansado de escuchar la misma escusa en aquella discusión-.

Odalia: Alador, la familia no está progresando aquí, ¿¡Qué más opciones hay!?- Contraataca, ya perdiendo sus propios nervios-.

Alador: Ah vale, ¿Y escapar de las Isles es una buena opción? ¿¡Por qué no te basta el primer puesto qué tenemos aquí!? ¿Por qué simplemente no puedes dejar a  Amity en paz? ¡Déjala en paz de una maldita vez!- Exije el marido, levantándose furioso de su asiento-.

Odalia suspira, y cubre su rostro.

Ella no tiene la culpa de qué Amity sea una fracasada; ¿Quién tiene tanto dinero y piensa en trabajar de Wedding Planner? ¿¡Sé puede saber qué le sucedía a su hija!?

Toda la noche, Odalia estuvo pensando en qué hacer ahora qué su última oportunidad se había desvanecido...

La única opción cercana a la qué pudo tomar por válida, era tomar una nueva vida y rumbo en Bonesborough.

Aquel lugar era tranquilo, y seguro. No había peleas entre familias, no había fama ni famosos y así; y eso era lo qué amaban los habitantes de Bones.

Y pues ella pensó; “¿Por qué no tomar posesión de un lugar tranquilo? Digo, nada más quiero fama y dinero, y qué mi hija se case, ya está... ¿Qué podría salir mal de todo eso?

Odalia: Alador, deja de cuestionarme, y vé a darles la noticia a tus hijos. Iré a comprar los billetes en cuánto todo el mundo sepa sobre nuestro movimiento, ¿De acuerdo?- Se relaja, sienta, y comienza a revisar los periódicos qué habían a su lado- Ya estás yendo a avisarles, Alador. Porque oa verdad, no me gustaría dañar a tu hija Amity.- Amenaza la mujer-.

Hacia tiempo qué Odalia no se atrevía a pegarle a Amity o algo por el estilo... Pero cuándo hacia cosas qué ella no quería, y Alador no estaba alrededor, ella simplemente... Dejaba marcas por todo su cuerpo con cada cosas qué tuviera a mano.

Pasaban los años, y Alador se había enterado 2 años después de todo... Sintió tanta impotencia, qué no hizo nada..

Pero si Luz llega a enterarse, ay Titán, ella no se lo tomará tan “bien” cómo lo hizo Alador.

Chasqueando su lengua, el hombre deja su asiento, rechistando con todo lo qué pudiera sacar de su mente, mientras dirigía sus pasos hacia sus hijos.

Según él, todos estaban en casa, menos Amity. Ya tendrá o buscará el tiempo para llamarla o buscarla, ahora, a lidiar con los mayores.

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Residencia Noceda - Habitación Wilder y Camila Noceda

Wilder: Ya estoy harto de qué sean así. Desaparecen por no sé cuantos años y meses, ¿Y luego vienen pidiendo dinero? ¿¡Qué se creen qué soy yo, un cajero automático!? ¿¡Bankia!?- Él reclamaba sus respuestas, pero Lucía y Luca sólo se encogían de hombros, fruncían sus ceños, y atendían a las palabras del hombre-.

Camila: Cariño, estate tranquilo, por favor- Sus manos paran sobre los hombros de su marido, y comienza a masajear éstos-.

Wilder:- Niega con su cabeza, y aparta bruscamente las manos de su mujer- ¡Estoy harto de éstas niñas!

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