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Cerró la puerta de su coche negro y entró a su hogar, después de un largo día de trabajo.

Dejó su bolso tirado por ahí y subió a su habitación, allí esperaba la esperaba su nuevo compañero, un gatito que había adoptado esa misma mañana.

—Pequeño, sobreviviste estas horas solito. Muy bien.—dijo mientras lo acariciaba y el peludo ronroneaba.—Eres muy lindo. Bien, iremos por comida, una cama y juguetes para ti ¿si?—dijo tomándolo entre sus brazos. Lo metió a su cartera y dejó únicamente su cabeza afuera.

Se encontraba escogiendo que marca de comida llevarle, jamás había tenido un gato, así que no tenía idea. Para su mala suerte, el vendedor se encontraba hablando con otro cliente, por lo que no podía preguntarle tampoco.

—Bien, llevaré esta, ¿te parece?—dijo dirigiéndose al gato, después de varios minutos leyendo cada envase. El pequeño hizo un "miau".—Ahora veremos una cama.
Escogió la cama más costosa, ya que era la más grande y no era un problema para ella el dinero.
De la sección de juguetes sacó unos ratones. Perfecto, ahora a pagar.

—Llevo todo esto.—dijo dejando todo sobre el mesón de la caja, sin poder ver al vendedor debido al bulto de la comida, la cama y los juguetes.—Pago con tarjeta.—el chico bajó todas las cosas del mesón para que ella pudiera pagar.
—Tenemos en promoción este atún para gatos. ¿Desea llevarlo?—se lo tendió. El vendedor era un chico de pelo negro con ojos celestes, era bastante lindo. La chica examinó el producto. "Nutrición garantizada"
—Lo llevo también.—el chico le tendió la máquina para pagar mientras guardaba las cosas que llevaba en bolsas.
—Aquí está tu compra, gracias por venir.—sonrió entregándole las bolsas llenas. Antes de que ella respondiera el gato hizo un "miau"—Oh, vienes con tu pequeño, no lo noté.
—Oh sí, es un bebé aún, lo adopté esta mañana.—le conté.
—Ya veo, se nota que es un bebé aún. ¿Cómo se llama?
—Aún no lo sé, ¿Qué nombre crees que le viene?
—Manchas, es obvio que por las manchas cafés y negras que tiene.—sonrió. Era cierto, el gato era blanco pero tenía manchas cafés y negras por todo el cuerpo.
—Manchas, suena lindo. Muchas gracias...Chifuyu.—dije leyendo su nombre en su credencial.
—No es nada, vuelvan cuando quieran.—se despidió con la mano mientras salía por la tienda.
Qué agradable sujeto.

Iba cargada de bolsas en dirección al auto cuando alguien pasó a mi lado tan rápido que me hizo botar todo.
—¡Mierda! Date cuenta por donde caminas.—grité al ver todas las cosas en el suelo. El gato también maulló.
—Tú deberías fijarte más, idio...—no terminó la oración—Eres una chica, disculpa.—se agachó a recoger las cosas junto a mí—Ten, aquí está.—dijo dándome los paquetes de comida.
Lo miré con mala cara. Pero mi expresión cambió rápidamente, abrí los ojos como plato al ver su tatuaje, mierda.
Era obvio que era él, nadie más tiene un tigre tatuado en el cuello.
—Gracias.—me di media vuelta para guardar todo en el carro, no quería que me reconociera.
Iba a cerrar la puerta, pero este lo impidió.
—Oye, te me haces conocida, ¿nos conocemos de algún lado?—sostenía la puerta mirándome de pies a cabeza.
—No lo creo, no soy de por aquí.—mentí y cerré la puerta lo más pronto que pude.
Santa mierda.
Miré al gato, seguía dentro de mi bolso.
—No queremos volver a encontrarnos con él ¿Okay?—le dije como si fuera a responderme.
Kazutora Hanemiya, después de 10 años volvemos a encontrarnos.

Quédate esta noche [Kazutora Hanemiya] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora